Como casi todo el mundo hace en estos días, ha encontrado un poco de tiempo para ordenar papeles y descargar lo archivos en los que se han ido amontonando documentos que no hemos sabido o querido utilizar; entre estos documentos he encontrado unas reflexiones que hice en el verano de 2009 y que no me atreví a hacerlas públicas para que no me tacharan de pesimista y de no colaborar en la salida de la crisis.; como el tiempo en lugar de desmentir mis opiniones ha venido a hacerlas si cabe aún mas necesarias, me atrevo ahora a hacerlas públicas.

El artículo en cuestión lo titulaba "Lo mas duro de la crisis está por venir" (29,agosto,2009) y decía así: "Siento mucho una vez mas tener que nadar contra corriente. Todo el mundo ´políticamente correcto´", repite este verano la consigna de que lo peor de la crisis ya ha pasado y los brotes verdes se están consolidando, como si fuéramos animales herbívoros que tuviéramos que alimentarnos de esos ´brotes verdes´".

¿Por qué opino que lo peor de la crisis está por venir?, porque en el año y medio transcurrido desde el comienzo de la misma (enero de 2008), todos los gobiernos del mundo sin excepción han tirado de talonario y han acudido en ayuda de los sectores más afectados por la crisis; primero para evitar el hundimiento financiero y después para apuntalar el consumo privado que caía en picado. El problema es que los fondos de que disponen los Estados tienen un límite y ya creo que estamos tocando el fondo de esos recursos; la solución suicida de lanzarse a incrementar aún más la deuda pública sería hipotecar aún más de lo que ya están a las generaciones futuras.

Llega pues el momento de enfrentarnos a la cruda realidad que hemos estado negando y que es, "que todos Administración y administrados hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades".

Es hora por tanto de apretarse de verdad el cinturón y emplear los escasos recursos que nos quedan en la buena dirección. ¿Cuál es la buena dirección?: lo primero es eliminar los despilfarros y es despilfarro todo aquello que no añada valor (MUDA en el lenguaje del sector del Automóvil), en una palabra tenemos que desmudarnos. A cada organización y a cada familia le toca identificar bien las partidas que no generan valor añadido y que son un lastre que nos frena la salida de la crisis, creo que a nivel individual este ajuste de gastos ya se ha iniciado. Es la hora de las Obligaciones y no de los Derechos, por ello es necesario que afloren de una vez los recursos de la Economía Sumergida, que no cumplen con sus obligaciones fiscales; es hora que empresas y trabajadores mejoren sus productividades para ser mar eficaces y recuperen posiciones en un mercado muy exigente; es hora de desterrar la picaresca típicamente española de simular situaciones que consumen injustamente recursos, ahora tan escasos.

No creo que seguir dando la imagen de que ya estamos saliendo del periodo más difícil sea pedagógicamente aconsejable para preparar a las personas a hacer los esfuerzos que la situación requiere, lo mas difícil es siempre cambiar unos hábitos adquiridos. Además si de esta crisis saliéramos como si despertáramos de un mal sueño, sería, a mi modesto entender, una gran oportunidad perdida para corregir algunos comportamientos. A la fase de ayudas que hemos vivido le debe seguir, una fase de ajustes que eliminen de verdad las causas estructurales de todas las crisis que son; el relajamiento, la irresponsabilidad y la falta de control.

Hasta aquí mis reflexiones del verano de 2009. Desgraciadamente hemos tardado más de un año en cambiar el mensaje y ahora lo cambiamos por darnos un plazo de cinco años para salir de esta crisis: de negarnos a entrar en ella estamos pasando a negarnos a salir. Las crisis no son elementos exógenos que tengamos que soportar estoicamente hasta que escampe, las crisis las provocamos las personas y las resolvemos las personas con nuestras actitudes, por ello es necesario convencernos que somos actores principales de esta situación y que la solución, próxima o lejana, va a depender de lo que hagamos y estar seguros que poniéndonos a hacer los deberes esta difícil situación puede resolverse antes de lo que algunos predicen ahora; hagamos cada cual su trabajo mejor de como lo hemos venido haciendo, busquemos los consensos en los temas principales, aparquemos y eliminemos lo superfluo. En pocas palabras: pongámonos a trabajar en lugar de hacer tantas predicciones incumplidas siempre.