TEtn la sesión del lunes, nuestra prima de riesgo bajaba hasta los denominados "mínimos históricos" desde hace más de tres años. Mientras que nuestro IBEX 35 pugnaba por recuperar los 9.000 puntos, y anticipar, a su modo, una recuperación milagrera. Curiosamente, en un día en que los movimientos en el parqué fueron escasos y el índice bajó unos cuantos puntos. Los días siguientes, se produjeron pequeñas bajadas y subidas, fruto de eso denominado los movimientos del mercado. En el fondo, poco importaba para aquellos profanos al mundo de la inversión. Saltaba una noticia: el control de nuestra prima de riesgo parece un hecho incontrovertible.

Sólo que uno, desconfiado por naturaleza, sabe que de ese tipo de hechos no hay abundancia. Ya decía Descartes que había que ponerse en contradicción hasta a uno mismo. Yo creo que a estas alturas del partido sobra explicar lo que es la prima de riesgo. Pero por si hay algún rezagado lector que ansía saberlo (y que desde luego no ha visto un telediario desde 2008, por lo menos) no está de más recapitular un poco. La prima de riesgo no es más que la valoración que se hace en el mercado del riesgo que implica invertir en la deuda de un determinado país, siempre en comparación con aquella deuda que se considera "tasa libre de riesgo". En el caso de la deuda española, la comparativa se fija con la deuda más "segura" de la misma zona económica; es decir, Alemania (y por aquí, empiecen a notar cómo se puede interpretar la propia prima española...). Cuanto menor es la prima de riesgo, menos interés paga la deuda que es comprada, y así el país gasta menos en financiarse. Así, en plan resumen ejecutivo, claro.

Ay, la juventud, que diría el poeta. Tenemos en España ahora un gobierno joven, poco más de media legislatura a sus espaldas y sin ninguna crisis de gobierno a sus espaldas que cambie la foto de los viernes en el Consejo de Ministros. Aún no se han agriado los caracteres en el matrimonio entre presidente y ministros. Por ello, se hacen perdonar sus pequeños deslices en lo económico, con los jóvenes e imberbes Montoro y Guindos a los mandos. Ambos dos han sido víctimas de esa humildad afectada y petulante tan propia de la juventud, que no es sino otra forma (más barroca) de arrogancia. Ambos han visto, sin sacar mucho pecho pero sin dudar un segundo en venderlo, en la evolución de nuestra prima de riesgo una recompensa a los esfuerzos titánicos y a la política económica del gobierno español. Los mercados han entendido el mensaje de austeridad y contención del gasto público, y nos vamos a recuperar con su ayuda. Bueno, vale. Aceptamos barco...

Creer que la bajada de la prima es sostenible sólo por lo que hace España, o considerar que su actual estado es consecuencia del gobierno, es partir de premisas tan optimistas como falaces. No digo que no haya habido medidas en la senda correcta. Pero tampoco pueden pretender nuestros gobernantes que, fuera de nuestras fronteras, no saben leer español. Y con los balances de la banca aún en entredicho (hace poco, dirigentes chinos se carcajeaban de un secretario de estado que les animaba en un "meeting" a invertir en nuestra banca nacionalizada, las antiguas cajas vamos), el paro sin freno, y la deuda superando el 90% del PIB, no se puede decir que la recuperación sea un hecho hoy. Ni mañana. Ni pasado. Veremos en 2015 si llega a la economía real.

XLAS RAZONESx de que la prima de riesgo haya bajado y estabilizado son otras ¿La menor? Que la deuda con la que se compara, Alemania, ha sufrido repuntes en las últimas semanas. Y al pagar más por su bono soberano, se reduce de forma automática el diferencial con España ¿La mayor? El. Mario Draghi . Super Mario.

En agosto del año pasado, cuando las turbulencias en los mercados eran diarias y cuando sólo se apostaba por el momento en que se produciría una ruptura del euro, Draghi soltó su famoso discurso de las cuatro palabras. Ante una eventual crisis del euro, el Banco Central Europeo haría "lo que hiciera falta". Y de un plumazo despejó incertidumbres sobre el futuro del euro, insuflando una necesarísima confianza en los mercados en nuestra moneda y en los países que la forman. Curiosamente, anunciando (¿amagando?) con una serie de medidas-estímulos que no ha llegado a poner, totalmente en marcha. Pocos dudan (yo no) de que esta crisis ha reforzado el papel de los banqueros centrales. Otra cosa es que eso sea positivo.

Así que ya están avisados. Si la prima sigue controlada (crucemos dedos) no miren demasiado a lo que hacen en Madrid. Super Mario nos vigila (y asiste).