Ha pasado un año, tan callando. Doce meses, cuatro estaciones con su tiempo circular de nieblas, flores, hojas caídas y piscinas.

Los niños han crecido, los adolescentes también, aunque no se les nota, ocupados como están en la metamorfosis del cisne, que se hace esperar un poco. Los otros, los que eran niños, vuelan casi libres, regresando cada vez menos. La vida, ya se sabe. Ellos crecen, nosotros menguamos. De aquella operación que al final fue un mero trámite me llevo el recuerdo de un andar como de Chiquito de la Calzada que va perdiéndose poco a poco. Nada dura, ni siquiera el dolor físico que se nos hace inagotable. Para eso están los calmantes, las curas, y en último caso, la muerte, el único remedio sin efectos secundarios para el paciente.

Otra cosa son los allegados, pero ninguna medicina es perfecta, ni siquiera esta. Sigue gobernando Rajoy, después de muchas guerras que no merece la pena recordar ahora. Ha ganado Trump. Le dieron el Nobel a Dylan, que no fue a recogerlo, y el Cervantes a Mendoza, y viceversa. Volvió el informe Pisa con lo de todos los años. Volvieron a hablar de educación los que saben tanto de ella como yo de fútbol. Siguen los mismos juicios, las mismas corrupciones cotidianas, los mismos apaños chapuceros. También murió Leonard Cohen. Sigue la barbarie de Alepo y el Mediterráneo se ha convertido en la tumba de nuestras conciencias. La geografía del horror no aparece en los planes de estudio. Mientras tanto, la Navidad llegó en octubre, como siempre. Las calles han vuelto a llenarse de luces. Brilla un sol mantecoso y no parece diciembre, como entonces. Ya lo decía Marino, y asentía Elena. El dolor por la ausencia no se acaba nunca. Se mitiga, pero no se acaba. Te espera como un perro fiel a la vuelta de la esquina. Hace un año ya. Doce meses, cuatro estaciones. Hay heridas que no se cierran jamás, como la añoranza feroz de ciertos diminutivos, el roce de un anillo de sello en mi cara, la cicatriz que ha marcado el recuerdo de aquellos tiempos en que aún podía sentirme hija. Ha pasado un año. Todo parece igual, pero ya nada es lo mismo.

* Profesora