Sí, todo hay que reconocerlo: no tengo un cuerpo de pasarela. Reconozco que tengo mis quilitos de más. Y de aquí parte mi indignación. Estoy más que harta de ir a tiendas como Mango, Bershka, Jennyfer, etcétera, y ver tallas de pantalón que a mí sólo me cubren una pierna. Ya no lo digo porque me cueste encontrar ropa que me valga, lo digo porque esas tallas no son normales. Una tarde entré en una tienda Bershka, buscando una talla que jamás encontré, me fijé en unos pantalones grises. Me sorprendí al ver que la talla más grande era la M y que la S medía poco más de un palmo. Esa misma tarde entré a una de Mango. Vi unos pantalones que me gustaban, eran marrones. Tenían desde la talla S a la XL. Sin embargo, apenas había diferencia entre ellas. Pero, sin duda, lo que más me molestó fue lo que vi en la tienda Jennyfer. Entré, buscando una camiseta negra y vi unas con unas palabras escritas. Me gustaron y me probé una. Me estaba perfecta y era como a mí me gustaban: cómoda, más bien larga y un cuello que no molestaba. Sólo tenía un defecto: la manga. Era de manga corta y en el extremo de la misma tenía un dobladillo doble que reducía a la mitad el ancho de la manga. Creo que si me llego a quitar unos segundos más tarde la camiseta, mis dedos se habrían quedado sin flujo sanguíneo. ¡Y luego hacen campañas contra la anorexia! Muchas chicas que utilizan la talla L, al no encontrarla en muchas tiendas comienzan a adelgazar- Hasta la talla XS. El problema no está en las chicas, está en las tiendas, que ofrecen desde la talla XS hasta la M y, en honrosos casos, hasta la L, pero es casi imposible encontrar la talla XL. La anorexia, que ya está hasta en los maniquís --que cada vez ocupan menos-- es por culpa de las tiendas. ¿Cómo pretenden que una chica no se vea gorda si no le vale la ropa de algunas tiendas, aunque use una talla L? Tengo amigas que usan la talla M y dicen que son gordas porque hay tiendas que no tienen su talla- Pues si ellas son gordas, yo no quiero ni pensar qué soy- Creo que deberían poner tallas más humanas y que no se excusen en aquello de que no hay chicas que necesiten esas tallas. ¿¡Cómo que no!? ¿Acaso soy un árbol? ¡Gracias, es lo más bonito que me han dicho nunca! En fin, creo que debo aceptar que las tiendas me consideren gorda, pero yo me veo estupenda. Sinceramente, prefiero ser una gordita feliz a ser una anoréxica- con sólo pensar en no comer dulce me atormento-

Aída García Molina **

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