Al frontman de nuestra banda opositora se le ha aparecido la Virgen en versión Mariano descalabrado. Al que fuera presidente y quisiera volver a serlo. Al aspirante, no creo que nadie se sienta ofendido, la legislatura se le estaba escurriendo. Solo visitando pequeños municipios y solo quemando negros neumáticos no parecía inquietar al campeón. Encina o alcornoque, según usted vote.

La caída de Rajoy le da alas a Monago. Y se las recorta a Vara. A partir de ahora lleva ventaja Monago. Al menos en el endiablado juego de culpar del granizo al gobierno (de Madrid, por supuesto). Y cuando escampa, viceversa. Ahora, el torero de Olivenza tiene tan socorrido burladero a desmano. Mientras, y por mor de lo mismo, el rehiletero de Pardaleras dispone de notable alijo de banderillas. Sin duda, a Monago le ha entrado un as para esta mano. Necesitará sangre fría para doblar la apuesta. Pero también buenos soplos y buen bajío para acertar. Para acertar el caballo ganador del gran derby que se avecina en Génova, claro está.

El que acierta siempre es el campeón. Y, cuando no acierta, presenta respetos con urgencia gimnástica. Buenas bisagras, ¡vive Dios! Que Pedro Sánchez es un buñuelo de viento lo saben todas las cocineras de España. Pero ahí está. Ha conseguido lo imposible. Reflotar el Frente Popular. Siniestro, por cierto, que no ocurría desde febrero del 36. ¿He dicho 36? Y ahí está Vara. ¡Qué arte! Supongo que en su visita a la capital del reino, amén de a Pedro Sánchez, le habrá presentado también sus respetos a Iván Redondo. Redondo tiene la virtud de asomar las orejas cuando llegan las buenas nuevas y, la más sobresaliente aún, de esconderlas cuando llegan las malas. Tremendo sobresalto, Redondo a caballo y cabalgando por Extremadura sin salir de su despacho en Ferraz.

Al socialismo extremeño le han matado la paloma. Durante un tiempo bastará con seguir echándole el muerto al anterior gobierno, pero la realidad va a ser tozuda y los armarios se le van a llenar de cadáveres. Algunos socialistas torcerán el gesto cuando las leandras, que se decía antes, y también las carantoñas, se las lleven los más avispados del patio. Vascos y catalanes, por citar a los avispados que abren el cortejo. Otros socialistas, los más radicales, suspirarán por alguien más extremado al frente del partido, alguien más acorde con los vendavales que soplan. Así que el otro beneficiado por tamaño corrimiento de tierras bien pudiera ser Gallardo, empleador del hermanísimo (hilo directo con el supremo repartidor) y más serón que sereno. Vara haría bien en no dormir. ¡Vigilancia tensa, compañero! A derecha e izquierda. Sin olvidar que las puñaladas más certeras siempre llueven por la espalda. De momento ha sido el primer barón (no sé si el único) en acudir al besapiés del mandamás. En el mismo Congreso. Sencillo como es él, cariñosete. No sé qué le parecerá todo esto a Rodríguez. ¿Zapatero? No, Ibarra. No está acostumbrado a la mudez. Lo que nos queda por ver augura algo más que silencios clamorosos del viejo presidente. Separatistas de hucha flexible y revolucionarios a la violeta le despiertan siempre el verbo.

Monago tampoco debiera distraerse. Hoy mismo comienza el retorno a nuestras playas de los restos del naufragio. Ya sin cargo. Marea de descargados. Los de dentro y los de fuera. No habrá cuarteles de invierno para tanto mérito. Perder el sueldo rima con tener duelo. Y la gente sin pan tiende al mordisco. Refundación por medio. Escoger y acertar. Pero puede que otro (u otra) acierte más y mejor. Que de teniente para arriba ya se sabe. Partido, partidario, banda, banderizo. Lo cierto es que Monago ve la luz. Las elecciones están a la vuelta de un año. Ahora puede soñar con un buen resultado. Al socaire del disparate frentepopulista puede soñar, por ejemplo, con medio empatar y, tirando de Ciudadanos, recuperar, para sí o para ambos, la Junta de Extremadura. ¿O se decía Gobierno de Extremadura? Se lo preguntaremos a Iván.