THtay dinastías cuyos miembros son más distantes, más fríos, más protocolarios, por ejemplo los Windsor , y, otras, en las que el populismo o el inesperado quebranto de las formas son lo más frecuente, como ocurre con los Borbones . La Reina Sofía pertenece a la dinastía de los Glüksburg , de origen danés, y sus apariciones públicas, y su manera de actuar está más cercana a los Windsor que a los Borbones, con la enorme diferencia de que la Reina Sofía transmite un cálido afecto que es imposible de hallar entre los miembros de la realeza inglesa.

El otro día la Reina acudió al estreno de la película de Antonio Mercero ¿Y tú, quién eres? , y, al final de la proyección, no sólo se puso en pie para aplaudir, sino que lo hizo durante cinco minutos, y no sólo eso, sino que se adelantó hasta la barra del anfiteatro y continuó aplaudiendo, con lo que logró que Mercero, que nos había emocionado con la película, se emocionara él mismo.

Nunca había visto a la Reina tan espontánea, tan conmovida, si exceptuamos la ocasión en que los restos de don Juan fueron trasladados al Escorial. Y había en el aplauso muchos mensajes, en los que no faltaba la solidaridad con los enfermos y los familiares de los enfermos de Alzheimer, asunto que centra el argumento de la película. La Reina logró generar, con ese mínimo forzamiento del protocolo, una cálida sensación de hermandad, una fraternidad tan compartida como gratificante. Y uno, que no es monárquico, asociaba la concordia que se respiraba en la sala al final de la proyección, con esas pintorescas quemas de retratos, tan de mal gusto, tan asociadas a otras llamas que no están tan lejanas, a no ser que hayamos perdido la memoria. Todo es posible. Pero lo grave no es perder nuestra memoria y no saber quién es el otro, lo peor es que el otro, con una cerilla en la mano, no sepa quién es él mismo.