La historia de la proyección, el acuerdo, el diseño y la ejecución del AVE Madrid-Lisboa se está convirtiendo en una historia controvertida y azarosa, en la que todos deberemos luchar para que tenga un final adecuado y feliz, lo más rápido posible, exigiendo responsabilidades oficiales e institucionales a quien corresponda y donde corresponda en tiempo, manera y forma. Por otra parte, la realización del tramo extremeño deberá cobrar su lógica dentro del conjunto y conseguir su diseño y velocidad de ejecución conforme a las específicas necesidades, primero transitorias, y luego definitivas, de Extremadura y del Estado Español, sin renunciar a la ejecución, trazado y funcionamiento de la línea y de sus servicios definitivos, inicialmente proyectados y acordados.

De entrada, no debemos olvidar nunca que, aunque prolongada en el tiempo, la historia del AVE Madrid-Lisboa es la historia de la unión de las dos capitales ibéricas, Madrid y Lisboa, Lisboa y Madrid; y que, por tanto, se trata de una conexión europea e internacional, donde concurren el interés europeo de unir capitales europeas, para conformar una red de infraestructuras europeas, y los intereses y beneficios sociales y económicos de Portugal y de España, que no sólo lo serán en su construcción y mantenimiento, sino en la mejora de la accesibilidad particular entre sus capitales, e indirectamente en la mejora de la accesibilidad de toda la red de comunicaciones terrestres ibéricas. (Pongamos por casos, también Gerona-Lisboa o Barcelona, Tarragona y Lérida con Lisboa- aunque también, como es obvio, Valencia-Lisboa o Bilbao-Lisboa, etcétera). En este sentido, y como hay un acuerdo firmado, nada más y nada menos que en la ya antigua cumbre ibérica de Figueira da Foz, cabe al Estado español exigir ante la Unión Europea, no sólo el cumplimiento de los compromisos por parte de Portugal, sino la ayuda y las financiaciones públicas o privadas para la aceleración en el cumplimiento de su compromiso, dada su delicada situación económica. Y corresponderá al nuevo presidente de Extremadura, con el apoyo de todos los partidos políticos y de la Asamblea de Extremadura al completo, reclamar que los compromisos internacionales se ejecuten por el bien de España y de Extremadura, sin buscar culpables de la situación, pero exigiendo responsabilidades y siendo constructivos de cara al futuro.

XCOMO LO CORTESx, pero exigente (con Portugal) no quita lo valiente (con Extremadura y España), resulta incuestionable, por otra parte, avanzar con firmeza y determinación con la línea del AVE Madrid-Lisboa en territorio español y culminarla en el trabajo de este Ejecutivo y el que deviniere de las próximas elecciones estatales, sin más demoras, que ya se venían produciendo hace algunos años, en función de la disponibilidad de financiación estatal y su redistribución autonómica. No se deberá mudar ni una coma del proyecto de vía y estaciones inicial; aunque, en el período transitorio que medie entre la realización española y la definitiva acometida conjunta, deberá optarse para el tramo extremeño, por un modelo de circulaciones y servicios en velocidad alta y no de alta velocidad, que consiga rentabilizar económica y socialmente, mientras tanto, el uso y disponibilidad de la línea. Esto propiciará competitividad, cohesión, integración y accesibilidad adicional, no sólo extremeña, sino española y será otro elemento adicional de presión en la responsabilización del nuevo ejecutivo luso. Cuando Portugal construya y pueda entrar en funcionamiento conjunto de alta velocidad, que no debería ser más allá de 2013/2015, ya entonces, el esquema completo y conjunto deberá funcionar con circulaciones tal y como fueron diseñadas en un principio y adaptadas a las demandas del servicio definitivas efectivas y reales.

Entonces, como no hay mal que por bien no venga, el episodio transitorio de la velocidad alta en el tramo extremeño, sobre líneas de alta velocidad, habrá servido para ganar experiencia de cómo se deben conjugar, a partir de entonces, servicios de velocidad alta y de alta velocidad sobre la línea de alta velocidad en el tramo extremeño para conseguir aún mayores rentabilidades de funcionamiento.

Por último, sería un contrasentido, no construir desde un principio, una estación definitiva para Elvas y Badajoz en Caya/Caia, ya que estaríamos negando las posibilidades de una futura Eurociudad Elvas/Badajoz, con todos los beneficios sociales y económicos que significará para Portugal, España y Extremadura.

Esperamos que Portugal cumpla sus compromisos con la ayuda de la Unión Europea y la presión de España y Extremadura. Y esperamos la visión estratégica de la sociedad, el empresariado, los partidos políticos y de los nuevos ejecutivos estatales y autonómicos, sabiendo conjugar lo transitorio y lo definitivo y la alta velocidad con la velocidad alta.