El proyecto de reforma laboral aprobado ayer por el Consejo de Ministros difiere en algunos puntos del borrador difundido el viernes pasado. No son modificaciones fundamentales, pero sí acentúan su orientación en el diseño de un mercado laboral más flexible que el actual.

Los cinco días transcurridos desde entonces, que el Gobierno ha invertido en negociaciones aparentemente infructuosas con los distintos grupos parlamentarios, han servido para precisar algo más cuándo es procedente el despido por causas económicas con indemnización de 20 días por año. El mero enunciado económico que figura en el Estatuto de los Trabajadores se transforma en el concepto "pérdidas", aunque la empresa deberá "acreditar los resultados y justificar que de los mismos se deduce mínimamente" que el despido es razonable.

También se han modificado aspectos como los referidos a los contratos temporales, que en lugar de concatenarse durante dos años, ampliables a tres, serán de tres con prórroga a un cuarto. Y seamplifica el ámbito de mediación de las Empresas de Trabajo Temporal (ETT), que podrán trabajar incluso para el Estado.

El Gobierno, como ya anunció, elimina parte de los requisitos para la aplicación del contrato de fomento del empleo, de 33 días de indemnización, con lo que trata de facilitar su utilización, que hasta ahora ha sido escasa. El capítulo de novedades incluye cierto retraso tanto en la mejora de las indemnizaciones de los contratos temporales como en la puesta en marcha del fondo de compensación económica para despidos --el modelo austriaco--, que, mientras tanto, será sustituido por el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa).

Estas medidas anunciadas ayer por el extremeño Celestino Corbacho no tienen efectos retroactivos, como temían los sindicatos, aunque prácticamente se universaliza el contrato de fomento del empleo. La orientación de los retoques del texto ahora aprobado apunta una aproximación a las posiciones empresariales defendidas por algunos grupos parlamentarios. Aunque estos exigen al Gobierno que muestre sus cartas y asuma en solitario el precio de los recortes de los derechos de los trabajadores, no es difícil ver la mano de esos grupos tras las modificaciones presentadas ayer. O sea, que las negociaciones para la votación parlamentaria del día 22 no han sido tan estériles como unos y otros dan a entender.