El anuncio por parte de los cooperativistas extremeños de dar el salto al sector de la distribución a través de la puesta en marcha de una gran red de establecimientos comerciales es algo más que un síntoma de que algo está cambiando en el campo extremeño. Amenazas de la Política Agraria Común (PAC) al margen, la iniciativa supone, de hecho, encarar el futuro con garantías cuando se tienen unas bases bien dimensionadas.

El sector de la distribución, monopolizado casi en exclusiva en España por grandes corporaciones (muchas de ellas extranjeras) tiene rasgos distintivos que le diferencian de cualquier otro: feroz competencia, políticas de precios agresivas con los proveedores y, en definitiva, constante evolución frente a márgenes cada vez más estrechos.

La apuesta extremeña, que pasaría por implantar una gran red de establecimientos de calidad, tiene precisamente en el valor añadido de muchos de sus productos la gran baza de la diferenciación. Si el apoyo y el compromiso es firme, iniciativas como la de los cooperativistas resultarán atractivas para el consumidor de dentro y fuera de Extremadura. Ojalá pronto podamos ver esa red comercial repartida por media España, ya que ello servirá también de puente de promoción de la calidad de los productos extremeños.