El Gobierno español ha doblado su inversión económica para que la Unión Europea apueste por la central de Vandellós como candidata europea para acoger el reactor experimental de fusión ITER. Si este proyecto se materializase en Tarragona, habría una gran inyección de empleo y desarrollo en la zona. Por ello, esta apuesta de la Administración central es un buen gesto para la ciencia en España: ofrecía 450 millones de euros y eleva su puja hasta 900 (unos 150.000 millones de pesetas).

España quería que la UE presentase dos candidaturas, la suya y la que había anunciado Francia, confiando en que EEUU, ante esa disyuntiva y las propuestas de Canadá y Japón, acabaría inclinando la balanza hacia Vandellós. Pero Bruselas ha decidido efectuar una primaria entre España y Francia y presentar una sola opción europea. Es para ganar esta preselección que el Gobierno promete costear el 20% del reactor, doblando la ayuda de París a la suya. Si Bruselas toma la decisión por criterios técnicos, crece la posibilidad de Vandellós. Aquí los costes son mas bajos que en Francia. El riesgo está en que criterios políticos nos alejen de esa apuesta estratégica que ayudaría a recortar el retraso científico y tecnológico de España.