Autor teatral

Mi vecina de enfrente se ha propuesto matarme de nostalgia y melancolía. De olores también. Y no es que sea espesa, sino que se trae una relación con las ollas y los pucheros, que debe de dar gloria verla en su batalla diaria con la cocina. Si se abre la puerta del ascensor, me gasea con efluvios de un cocido garbancero que debe haber hecho con primor y amor. Si por la noche yo le recito versos y besos a una lata de conserva, desde su lavadero me llega el olor a mar, mientras sueño un lenguado con su colita y todo, con sus aletitas y espinitas en un agua de sal. Mi casa huele a tetrabrises, la suya a lechuga recién cortada. (PD: menos cuando viene mi madre, que me lee y no perdona). Por eso me he apuntado a inventarme un colesterol, a despreciar babeando la pringaíta del añorado cerdo, para que mis análisis sin fisuras sean la envidia del bloque. (PD: colgarlos en el tablón de la comunidad). Viajamos ayer (por el martes) a Navalmoral, en una siesta de autovía. Digo viajamos, porque me acompañó la diva del teatro, la amiga de zozobras, Ana Trinidad. La razón no era otra de que un servidor hablara de su teatro y Trinidad leyera de lo que yo hablo, en la Universidad Popular morala. La invitación de Pilar Galán --responsable del taller de escritura-- supuso la realidad de lo que uno espera de una tarde de otoño. Hablamos, dijimos, especulamos sobre la idea de escribir, que ésa era la razón de tan grato encuentro. Mil gracias a ese grupo por no explicarles nada y, aun así, nos acurrucaran tan delicadamente. Me llama Pepa en un berrinche por haber escuchado de algún gilipollas la amenaza de lo que ella llama la edad crítica. Echo fuego y lava por la boca de tanta insensatez, ahora que uno está limpio de colesterol. ¡Que no, que no veas la tele, joder, que luego te dan espasmos! Supongo que me escucharás, como la que oye llover. Y llueve, y graniza en este país extremeño. El presidente Ibarra anima a las parejas de gays y lesbianas a que adopten niños. ¡Señor, lo que ha diluviado en esta tierra! Ayer, las plumas del colectivo se tenían que enterrar en un mar de dehesas. Si emigración hubo de toda clase y para todos, la del marica de pueblo era tan necesaria como vital. ¡Y que siga lloviendo, a cántaros, a raudales! Acojonado, también, porque Bruselas quiere cargarse el tabaco. Cuatro mil extremeños tendrán que plantar berenjenas, si la gris capital no cambia de opinión. ¿Se fuma la berenjena? Egoistamente es en lo que pienso, por si me tengo que dar un atracón de chicles de nicotina, o parchearme el cuerpo, hasta que no haya un poro de mi piel que no se ahogue de tanto mono. Empezamos con la editorial De la Luna Libros el tour de los institutos extremeños. Un libro, un euro, el pacto por la lectura que ganó la editorial que nos publica, ama y teme a Pilar Galán y al menda. Será bueno que nuestros jóvenes nos enmienden la plana, que hagan suya nuestra locura y que, de la misma, logren la cordura para no permitirse nuestros errores. Al menos los míos. Les aconsejo que tomen apuntes de la existencia, sobre todo si no pueden tomar un buen puchero. Es una medida sana, que tonifica, más porque son apuntes --casi-- de la existencia de los demás, que, por otra parte, te hacen evadirte de la tuya. Se me olvidaba dar la enhorabuena al maestro Murillo (Miguel), por ese reconocimiento a su persona. Ha contribuido a que Badajoz sea más Badajoz. No sin ello, hoy dedica un festival de cine de temas gay y lésbico. Es lo bueno que tiene el llover, se limpia el aire, se desmoronan las costras y aparece luego un cielo radiante o un arco iris. Apunten su existencia, ya verán... O la de los demás.