TPtierda el nuevo secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias , toda esperanza de que la figura de Felipe González sea vista en perspectiva histórica por sus enemigos, que aún viven bajo un permanente ataque de contrariedad por no haber podido meterlo en la cárcel. Pero tenga la seguridad de que son muchos más quienes se han acercado sin prejuicios a la figura del gobernante, catorce años después. Ha pasado tanto tiempo que, en sus jaleadísimas declaraciones a Juan José Millás , se ha permitido pensar en voz alta y expresarse sin complejos, libre de cargas, sobre los dos baldones de la bancarrota socialista de los años noventa. La corrupción y la guerra sucia.

En términos electorales, la bancarrota se produjo en 1996. Con tres años de retraso. De haberse producido en las elecciones de 1993, como anunciaban las encuestas, la historia hubiera sido otra. Al menos en lo tocante a la guerra sucia contra ETA (el escándalo estalló en la Legislatura 93-96), que es lo que ha quedado de la muy extensa y muy versátil entrevista de Millás al expresidente del Gobierno.

Esas declaraciones han revivido el GAL entre enemigos mediáticos y políticos de González, que siempre le endosaron la exclusiva de la guerra sucia. Y eso no fue así. La guerra sucia no fue una criatura del PSOE dirigida por Felipe González como quien dirige una banda de criminales. Antes de la llegada de los socialistas al poder ya funcionaban oscuras tramas policiales y parapoliciales que se tomaban la justicia por su mano para exterminar a los terroristas de ETA, sobre todo en sus guaridas francesas y cuando el país vecino no prestaba la colaboración que hoy día, afortunadamente, ya está prestando.

Un cuarto de siglo después, los enemigos de Felipe González no han olvidado el GAL y todavía no pierden la esperanza de meterlo en la cárcel por haberse autoconfesado, según las extravagantes hipótesis de aquellos, la famosa X de los GAL. Sin embargo esos elementos, localizables en la derecha furiosa tanto política como mediática, han olvidado con suma facilidad las siglas precursoras del GAL en la guerra ilegal contra los terroristas.

A saber: los incontrolados que asesinaron a Iñaki Etxabe (75) Menchaca (76), Muguruza (89), etc; la triple A, que asesinó a David Salvador (77), Agurtzane Arregi (78), José Ramón Ansa (79), Etxebeste (80), Garayalde (82), etcétera; el Batallón Vasco Español (BVE), que asesinó a Beñarán Ordeñana (78), Lopategui (79), Zubicarai (80), Javier Ansa (81), etcétera, y los Grupos Armados Españoles (GAE), que asesinaron a Tomás Alba (79), Carlos Saldise (80), Liborio Arnas (80), etcétera.

En resumen, que la guerra sucia continuó con los socialistas, cuatro años más, a partir de su llegada al poder a finales del 82, y terminó con los socialistas, cinco años después. Esa es la verdad. La guerra sucia no sólo la ensució Felipe González.