Es de esas personas que dejan huella, que como se dice en el mundo de la moda marcan tendencia. Haber trabajado a su lado a lo largo de estos últimos nueve años, además de un placer, ha sido un honor para mí.

Los comienzos del máximo organismo de representación, participación y consulta en materia de enseñanzas relativas a todos los niveles educativos dentro del ámbito territorial de Extremadura no fueron fáciles, pues además de disponer de escasos recursos materiales y humanos, éramos muchos los sectores de la comunidad educativa en él representados, y como es lógico, al menos hasta cierto punto, cada uno tratábamos de exponer nuestras posturas y defender nuestras propuestas.

La comprensión, la preparación, la objetividad y el talento manifestados en este período de tiempo, sitúan al hasta hace unos días presidente del Consejo Escolar de Extremadura, a años luz del sectarismo, de la intolerancia y de la intransigencia.

De entre sus virtudes personales y profesionales, además de ser un trabajador brillante e infatigable, elegante en las formas y contundente en el fondo, valoraría de modo especial la capacidad de síntesis y de conciliación en situaciones en las que predomina la diversidad de opiniones sobre un mismo asunto.

Cuando los consejeros nos ahogábamos en discusiones más o menos acaloradas tratando de defender nuestras posturas sobre determinados artículos de la Ley de Educación, sobre el currículum de Bachillerato o el Calendario Escolar, don Juan permanecía en silencio, como ajeno a la discusión, hasta que pausadamente levantaba su mano derecha asiendo el bolígrafo con el que había escrito unas líneas y nos leía a modo de transaccional lo allí expresado. Casi siempre aceptábamos su propuesta y no en pocas ocasiones llegábamos al consenso.

Qué duda cabe que don Juan Iglesias Marcelo ha sido el motor que ha mantenido en marcha un órgano no exento de dificultades y que lo ha dotado de reconocimiento y prestigio dentro y fuera de nuestras fronteras. Año tras año, en los diferentes Encuentros de Consejos Escolares Autonómicos y del Estado, celebrados por toda la geografía nacional, nuestro presidente se convertía un poco en el presidente de todos los consejos escolares. También sus homólogos han sabido valorar sus cualidades.

Otra cosa es que los numerosos y preceptivos informes y dictámenes emitidos por el Consejo Escolar de Extremadura, hayan sido tomados en consideración por la Consejería de Educación.

Ojalá su trabajo haya servido de base para conseguir para Extremadura una Educación sólida, de calidad y para todos, como siempre deseó.