España se prepara para acoger la cumbre del clima (COP 25), que se celebrará entre el 2 y el 13 de diciembre. La cumbre llegará precedida por diferentes informaciones que dejan el optimismo para otra ocasión. La emisión, y la concentración en la atmósfera, de gases causantes del efecto invernadero alcanzaron niveles récord en el 2018. Cada vez parece más lejos la posibilidad de cumplir, a partir del momento en que entre en vigor, el Acuerdo de París que supuso un pacto histórico en el compromiso por transitar hacia una economía baja en carbono.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) anunciaba que la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) y otros gases causantes del calentamiento global han alcanzado el nivel más elevado en tres millones de años. El resultado es un calentamiento global de devastadoras consecuencias para la vida: aumento de las temperaturas, desertización, fenómenos meteorológicos extremos, subida del mar, alteración de los ecosistemas marinos y terrestres... Hablamos de una crisis global, una emergencia climática con efectos sobre cada uno de los aspectos de la vida humana.

Ya nadie mínimamente informado puede ignorar que el calentamiento global es el producto directo de la acción del hombre, de la quema de combustibles fósiles, así como los efectos de determinados modelos de ganadería y la destrucción de entornos naturales. El calentamiento es incuestionable. 2018 fue el cuarto año más cálido registrado desde que existen mediciones fiables (1850). Los otros tres son 2015, 2016 y 2017. El año que ahora acaba va a ocupar también un puesto destacado en el pódium.

Resulta desolador comprobar que las cifras records de temperatura se han producido en los años posteriores al Acuerdo de París (diciembre 2015). Si hace cuatro años se vivieron emotivos momentos de consenso pleno entre 195 países, el informe Brown to Green de la organización Climate Transparency indica que solo el 20% de esos países se encaminan hacia el cumplimiento de lo acordado. De hecho, las emisiones de gases invernadero han aumentado en las 20 grandes economías mundiales. Tienen los medios para abordar los retos marcados pero no solo unos Estados Unidos dispuestos a retirarse del acuerdo bajo la presidencia de Donald Trump parecen tener la voluntad real de asumirlos: los esfuerzos, aun limitados, en el seno de la UE, quedan anulados por la actitud irresponsable del resto de grandes economías mundiales.

El 2030 se considera la fecha límite de la humanidad para evitar una catástrofe global. En París se acordaron las medidas que se suponía que podían limitar el aumento de temperatura a 1,5º C. El informe Brecha de Emisiones 2019 publicado este martes por la agencia de medio ambiente (PNUMA) de la ONU apunta que, de seguir con los planes actuales, la temperatura ascendería hasta los 3,2ºC. Revertir la tendencia requiere que los países multipliquen por cinco la ambición de sus programas para la próxima década. La Cumbre del Clima de Madrid solo puede ser la cita de la ambición y el paso definitivo a la acción. El futuro está en juego.