El mismo día en que estaba instalada la capilla ardiente de Ignacio Uria, la última víctima de ETA, el que fuera jefe del ´comando Vizcaya´ Arkaitz Goikoetxea declaró ante la Audiencia Nacional que lo juzga por tirar cócteles molotov a dos policías vascos que está "muy orgulloso" de ser etarra. Menuda patria vasca habría de construir quien no manifiesta ni un gramo de piedad.