El próximo fin de semana se producirán los primeros actos preelectorales de las europeas con partituras tan distintas que los tiempos, las dinámicas y la tonalidades no tendrán nada que ver en función de qué partido dirija las orquestas. Para el PP, la gestión de Rodríguez Zapatero , su forma de afrontar la crisis y sus capacidad para el despegue de la economía serán la constante de un ataque sin piedad para que el castigo de los ciudadanos sea la exaltación de las posibilidades de Rajoy . El cabeza de lista del PSOE, López Aguilar , promete partituras rockeras en las que todas las melodías cuestionarán la ideología que ha promovido esta crisis económica, identificándolas con el PP, lo que le haría incapaz de aportar soluciones desde Europa a la modificación de la economía de mercado que blinde el sistema económico. Demasiado florentino. Esta batalla electoral es potencialmente favorable para el conjunto de los partidos de la oposición. La preocupación central del Gobierno es que el posible batacazo tenga una explicación razonable y en clave europea. Con el PP jugando con todas las bazas a su alcance --incluso amagando con la posibilidad de una moción de censura, sustentada en la soledad parlamentaria del Gobierno-- hay demasiados rencores en la sociedad como para que la posición del Gobierno no sea preocupante. Zapatero no tiene aliados circunstanciales en la periferia. En Galicia, el BNG comparte los bancos de la oposición con sus antiguos socios de gobierno. En Euskadi, el rencor es el motor de la movilización del PNV por la pérdida del Gobierno. Y en Cataluña, la soledad del PSOE está acompañada por el callejón sin salida en el que se encuentra el PSC, atrapado por el desacuerdo de la financiación y los compromisos con sus socios de Ejecutivo. El prestigio del Gobierno, o lo que queda de él, lejos de ser una herramienta útil, puede ser la cuerda con la que se anude al ahorcado. No hay grandes músicos en el Consejo de Ministros para galas trepidantes y los pesos pesados que se impliquen en la campaña saben que tendrán que contar con el abucheo de parte del público.