WLw a brillante conquista de la Eurocopa por la selección española de fútbol ha desatado una enorme ola de satisfacción en todo el país, tanto por la ansiedad que producía en la afición la falta de títulos de este nivel --el último y único data de 1964, los años de la televisión y el ambiente social del país en blanco y negro-- como por la calidad del juego desplegado por los jugadores entrenados por Luis Aragonés. España ha ganado el torneo disputado en Suiza y Austria con un merecimiento unánimemente reconocido, fruto de un fútbol que ha encandilado al público y a los comentaristas europeos. Un estilo basado en el control del balón, la velocidad en el pase, el juego colectivo sin concesiones al divismo y la disciplina táctica, que han sido posibles por las características del ramillete de futbolistas que Luis ha reunido.

La distinción del centrocampista del Barcelona Xavi Hernández como mejor jugador del campeonato premia con toda justicia un tipo de futbolista inteligente, bien dotado técnicamente y que trabaja para el grupo, sin pretensiones de brillar en el plano individual. Xavi es el símbolo de un equipo que ha maravillado por su forma divertida y elegante de entender el juego. El tipo de fútbol de toque que ha practicado España en esta Eurocopa y en la liguilla clasificatoria es el que tradicionalmente gusta en nuestro país, con independencia del equipo de procedencia. Es por ello que nuestra competición doméstica es de las más reputadas del mundo.

Pero para que esa idea triunfara han tenido que coincidir, casi en un equilibrio astral, una serie de circunstancias. La primera, un entrenador que, pese a sus maneras toscas, a su imagen huraña, a que raramente transmite el entusiasmo que se espera de un hombre que vive con pasión un juego apasionado como es el fútbol, se ha mantenido fiel a un fino ideario, por encima de las fuertes presiones que le reclamaban otro tipo de alineaciones. Cuando el seleccionador optó por dejar fuera de la convocatoria a Raúl, precisamente en los momentos en que acababa de hacer una campaña liguera sensacional, dio una señal inequívoca de que iba a morir deportivamente por un concepto de fútbol que quienes han ido a la Eurocopa han sabido interpretar. Vistos los resultados, el debate previo a la competición, que ocupó espacio ilimitado en los medios de comunicación, se antoja ahora muy menor, porque tal vez aliviados por esa decisión, los jugadores españoles han encontrado el sosiego necesario para crear un verdadero equipo. Si a eso se une la gran forma física mostrada por todos ellos, muy difícil de mantener a estas alturas del calendario, tenemos el cóctel perfecto para que se haya podido alcanzar un triunfo que hace historia.