Escritor

En todos los museos nacionales de Europa hay arte que proviene de botines de guerra, colonia o afán congregador. A la inmensa y ladrona sed de arte de Napoleón se debe, en buena parte, la conciencia de un patrimonio artístico nacional, que hoy es moneda corriente. Tras las guerras napoleónicas casi todo expolio de arte ha estado mal visto. Pero los españoles nos llevamos bastante arte precolombino, especialmente piezas de oro. Lord Elgin quitó muchas metopas del Partenón (cuando aún Grecia era otomana) y desde entonces los llamados Mármoles Elgin son uno de los lujos del Museo Británico. ¿Debe devolverse el arte robado aunque fuera en el siglo XVIII o en el XIX?

Yendo más lejos. ¿Debe volver a su lugar de origen una pieza aislada? ¿Por qué la Dama de Elche está en Madrid y no en Elche? Los nacionalistas lo tienen claro: cada cosa a su lugar originario. El obelisco de la Concordia debería volver a Luxor y los Mármoles Elgin al Partenón que está ahí esperándolos. (En este caso, hasta un no nacionalista estaría de acuerdo en la devolución difícil). Pero los museístas dicen: el arte romano de Mérida o Tarragona no debe salir de allí, porque en cada lugar hay un conjunto artístico. Pero ¿no es mejor unir en un solo museo todo el arte ibérico, la Dama de Elche pero también la de Baza, la del Cerro de los Santos y la Bicha de Balazote?

Sólo hay una cosa clara: ya no debe haber expolios y los últimos o más llamativos deben devolverse. Mas ¿cómo poner de acuerdo a nacionalistas y museólogos, sobre si un pequeño museo local es mejor que un gran museo nacional? Yo creo en los museos nacionales, que como tales debieran repartirse (no desmembrarse) por la nación entera.