TEtlla se llama Pilar Porras y él Manolo Mena . Los vi el domingo pasado en una fotografía de la portada de El Periódico Extremadura. Ella, en primer plano, sujeta un pincel con la boca y restriega sus cerdas cargadas de pintura por el lienzo. En el lienzo se ve un pájaro con las alas muy extendidas, ansiosas de vuelo; parece que Pilar intentara el último toque del acicalado antes de dejar volar al revoltoso pajarillo. A Manolo se le ve más lejano, también pincel en boca, inclinando la cabeza hacia la paleta para cargarlo de pintura. Son dos artistas amigos con los que pasé muchas tardes en el Centro de Atención a Minusválidos Físicos de Alcuéscar --donde viven-- pintando, intercambiando ideas, aprendiendo juntos. Yo les enseñé algunas cosillas sobre técnica pictórica que a mí otros me enseñaron; y de ellos aprendí a esbozar la paciencia y la perseverancia para aplicarlas a la técnica de la superación. Y aquí no hablo de superarse a sí mismo para llegar demasiado lejos, sino de asimilar las decepciones y luego combatirlas hasta alejarlas del desánimo. Hablo de luchar contra la torpeza esgrimiendo la tenacidad y la persistencia; y sobre todo una ilusión que siempre revolotea, como el pajarillo de Pilar, en quien persigue una idea --la pretensión de cualquier artista--. Manolo y Pilar, que tuvieron que aprender en su día a utilizar el pincel con la boca, son ahora pintores que tropiezan en su camino hacia la creatividad con las mismas vacilaciones que cualquier artista. Cuando se colocan frente al lienzo, olvidan por completo con qué parte de su cuerpo cogen el pincel y se concentran en su obra. ¿Qué color dar aquí, qué pincelada allá, de dónde viene la luz?... Han aprendido también a exigirse y a ser autocríticos. A veces salen de su estudio y pintan en la calle para que sepamos que existen muchas maneras de hacer arte, y les gusta que el observador analice sus obras, las conceptúe, e incluso, si no les gustan, las critique. Si el pincel se sujeta con la boca o con la mano, eso es otro pintar.

*Pintor