Oigo (y leo; en la prensa nacional, por cierto) con pena a Vara. Vara, la tralla extremeña del látigo sanchista. En Cuba le dicen mondonguera. Para lo que hemos quedado…

Dice Vara (al hilo de la reforma de las normas de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial) que les hubiera gustado respetar la Constitución. Repito, y cito textualmente, “nos hubiera gustado respetar el espíritu de la Constitución”. Entre hijo de juez y forense de partido parece que ha primado la segunda condición. O, si lo prefieren, entre cumplir la ley o jalear su quiebra ha optado por lo segundo. Autopsia de por medio. Frutos de la laminación, supongo.

Vara, que no es tonto, sabe bien cuál es el mandato constitucional del artículo 122. Calvo, que no es forense pero lo parece, enseña Derecho Constitucional (para pasmo de propios y extraños). En Calvo pueden más las servidumbres que las repetidas lecturas de la Constitución de las que tanto presume; tanto estudiar para luego claudicar. Lo cierto y verdad es que el PSOE tiende al totalitarismo. Tendía cuando en 1985 metió la zarpa sucia en el modo de elegir a los miembros del CGPJ, cuando les birló a los jueces su derecho a elegir ellos mismos parte de esos miembros; aquello coló, dicho sea de paso, rozando el larguero al amparo de una más que medrosa sentencia del Tribunal Constitucional. Lo proclamó Alfonso Guerra, “Montesquieu ha muerto”. Alfonso Guerra, al menos, cuando hablaba no mentía.

Vara, Calvo y hasta el propio Pedro Sánchez, por muy mentiroso que sea este último, están dotados de la suficiente capacidad de comprensión lectora como para entender el tenor literal del artículo 122 de la Constitución vigente (de momento). No, no se trata de respetar el espíritu de la constitución, basta con respetar su letra. “In claris non fit interpretatio” enseña el viejo aforismo latino; o sea, cuando el texto de la ley es claro no cabe interpretación alguna; salvo, eso sí, la de alzarse contra la ley hasta violarla (y decir, si te hiere la conciencia: nos hubiera gustado respetarla). Pero violada queda la doncella…

Digan lo que digan, cualquiera que sea la tapadera, se trata de tener más poder. Fundamentalmente el poder de evitar ser condenados por los delitos cometidos. En el PSOE (y en Podemos) son muchos los casos pendientes de juicio. No basta con tener a los fiscales de rodillas. “¿La fiscalía de quién depende? Del Gobierno. Pues ya está.”, no lo digo yo, cito a Pedro Sánchez. No basta, no. Ahora toca, en el arrebato totalitario, someter a los jueces; como en toda dictadura que se precie, para que los dictadores sean permanentemente exculpados.

Dice también Vara, el laminado, que era necesario, y lo que dice no es cierto. “Cuando no hay otra manera de conseguir una mayoría hay que optar por soluciones que les gustan ni a los que las han planteado”, asegura Vara. En eso acierta, el PSOE y sus aliados no tienen la mayoría necesaria. Pero olvida Vara que lo necesario es la mayoría, no violar la ley. Y en eso yerra. Vara, el laminado, debería meditar sobre ello antes de optar por lo que no le gusta (violar la ley). Es fácil, o dentro o fuera de la ley.

Y una falsedad más. Dice Vara que hay bloqueo por culpa del PP. En realidad la peor de las mentiras, media verdad que oculta la otra media. Hay bloqueo por culpa del PSOE, porque el PSOE y sus aliados, comunistas y separatistas, quieren imponer a los suyos, a los de su cuerda (para evitar entrar en prisión o salir de ella cuanto antes). Aquí lo que no hay es mayoría, y cuando no hay mayoría debe haber negociación. Y de eso tampoco hay. Lo otro es mentira. Y miedo. Ya se sabe. “Pedro Sánchez ha sido durante dos años y medio Secretario General del PSOE y dejó un partido donde se laminaba al discrepante”. No lo digo yo, lo dijo Vara (el laminado).