El pasado 30 de enero se celebró (casi de incógnito) el "Día Mundial de la Paz" para recordarnos que una actitud fraternal y conciliadora vale más que toda la industria armamentística. Desgraciadamente pocas horas antes, el 25 de ese mismo mes, una persona perdió la vida a manos de sanguinarios asesinos en un atraco en Zafra. Se llamaba José Manuel Hidalgo Soto, tenía 39 años, trabajador ejemplar, amante de sus dos hijos, de su mujer, de su familia, amigo de sus amigos, siempre dispuesto a hacer favores... Un pequeño y frío metal se alojó veloz en su cuerpo y su cálido corazón dejó de latir para siempre. Ante este trágico suceso, provocado por mentes sin escrúpulos, habría que preguntarse: ¿qué educación tenemos?, ¿la ley sirve para algo?... Vivimos en una sociedad donde nos bombardean (con total impunidad) con imágenes agresivas, con cuerpos acribillados... Nuestros niños crecen en una permisiva tolerancia a la muerte violenta, a películas o a videojuegos en donde se premia a quien más vidas elimina. Estamos creando un ambiente en donde se ve normal la sangre derramada. ¡Qué fácil es apretar un gatillo y matar a un inocente! Mientras, nuestras leyes (poco eficaces) permiten breves condenas para aquellos que han robado toda una vida.

Pero este brutal y tristísimo hecho, este acto vil y gratuito, no ha de quedar estéril, nos ha de servir para reflexionar: ¿qué estamos haciendo mal?, ¿qué debemos corregir?... La Paz no es sólo la celebración de una fecha (para que algunos se hagan la foto), sino una actitud que ha de estar siempre en nuestra conducta los 365 días del año, una fértil semilla en el alma de nuestros pequeños que debemos abonar en un entorno que evite la fascinación por la violencia. De nosotros, y de nuestros políticos, depende la didáctica de la Paz, y hacerla respetar. Para ello se ha de apostar por una justicia más contundente, que casos así no se repitan o queden impunes.

La bella personalidad de José Hidalgo, su inteligente y tierna mirada, su sincera y alegre sonrisa... seguirán viviendo en nuestros corazones. En su nombre hagamos que nuestros hijos se eduquen en la Paz y que se haga justicia. Si queremos convivir: tolerancia cero a la violencia... y Amor a raudales.

Nota.--Si acaso alguno de los asesinos leéis esto, quisiéramos preguntaros: ¿cuánto vale una vida?... (sin duda más de lo que José os pagó por ella). AIDA GARCIA Y DIEGO MUÑOZ. Los Santos de Maimona