El Gobierno gastará 9.200 millones de euros (1,5 billones de pesetas) hasta el 2005 para apoyar la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), según anunció el viernes el ministro de Ciencia y Tecnología, Juan Costa. Pero en la concreción se pierde el encanto de una cifra tan suculenta: más de un tercio de esa cantidad se destina a programas vinculados a Defensa, como los de la participación española en proyectos de desarrollo --compartidos con otros países-- de aviones, tanques y radares. Aunque se entienda que la inversión tecnológica va vinculada a este tipo de planes, no es normal que España sea el segundo país del mundo, tras EEUU, que proporcionalmente destina más dinero a ese capítulo. Tampoco es lógico que el ministro admita que se han dejado de gastar más de 1.000 millones de euros ya presupuestados para I+D, lo que choca frontalmente con las protestas que durante los últimos meses han protagonizado los investigadores de centros universitarios y sus empresas concertadas. Si se tiene en cuenta, además, que España sigue en la cola de la inversión pública y privada en investigación, debe concluirse que sigue sin justificarse la existencia del Ministerio de Ciencia y Tecnología creado en el año 2000.