TRtealidad aumentada para hacernos un poco más (in)felices. Jóvenes salen al mundo para combatir la tristeza de no saber qué hacer. La democracia es un sistema mucho más práctico cuando los seres humanos están enganchados a su teléfono móvil. Menos imaginación mayor dominio de las élites este es el resultado de Pokemon Go. Fueron a la biblioteca a capturar un Pokémon que todavía no tenían registrado en su Pokédex, lo capturaron pero con la mala suerte que la emoción del momento les hizo olvidarse de los libros. Precioso capitalismo multicolor, maravilloso control mental, forma de apoderamiento ornamental o de un juego sencillo para dominar a toda la población. Habitaciones vacías de razones perdidas, cálidos recuerdos aún por encontrar, sin vida y las acercas que hierven de personas queriendo capturar otro Pokémon más. Mientras este juego arrasa en todo el mundo descuidamos el drama barroco alemán, el sufrimiento que nadie recuerda ya. Danton murió por los mismos ideales que un tiempo defendió Pokemon Go. Ellos dormidos pensando que no sirven para nada más. Realidad aumentada, virtualidad que invade las calles, no veo rostros al cruzarme solo pantallas brillantes smartphones que van envenenando la imaginación. Preciosa facultad, la más humana si cabe, que está en alarmante peligro de extinción.