Hace más de 30 años que me dedico a la profesión de enfermera y, ante los hechos acaecidos en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, deseo manifestar lo siguiente: Primero, quiero trasladar a la familia del bebé Rayán mi condolencia y hacer llegar a la enfermera del hospital Gregorio Marañón un mensaje de apoyo. Creo oportuno que salga a la luz que lo sucedido puede pasar en cualquier momento en otro hospital o centro médico. No es cierto, como dicen, que en España falten enfermeras. En el mercado laboral hay profesionales muy bien preparados, que aman su profesión y están dispuestos a trabajar, pero muchos de ellos no lo hacen por algunas de las causas que provocan una marcha de enfermeros jóvenes al extranjero y el abandono de la profesión por parte de los profesionales de más edad. Estas causas son: la falta de contratación estable y la proliferación de contratos basura; la no adecuación de las ratios de personal a las necesidades asistenciales y, como consecuencia, la realización de un trabajo muy delicado y de gran responsabilidad bajo presión y estrés; el uso abusivo de la polivalencia, llegando a trabajar en puestos especializados sin estar preparados para ello; el cambio constante de lugar de trabajo, incluso varias veces dentro de un mismo turno; y la falta de protocolos de acogida y tutela para nuevos profesionales. Creo que son estos los problemas que necesitan soluciones con la máxima urgencia posible. Por último, deseo manifestar mi más profundo desacuerdo con la gerencia del hospital Gregorio Marañón, que, sin tener en cuenta las causas citadas en esta carta, carga la total responsabilidad del error en la enfermera.

Carmen Bono **

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