Profesor

Corría junio de 1977 y en aquellos primeros mítines que se dieron, después de la dictadura de Franco, oí con atención a un educado y animoso profesor llamado Enrique Tierno Galván explicar las ventajas e inconvenientes de seguir dependiendo de Madrid para todo lo importante que se realiza en una región o bien solucionar los problemas andaluces, extremeños, gallegos o catalanes desde estas mismas regiones por políticos y gobernantes elegidos por sus conciudadanos para tal fin.

Con Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, meses después el país votaría la Constitución, gozada democrática que nos permitimos la mayoría amparándose curiosamente en las libertades democráticas existentes en aquellos momentos.

No deja pues de ser irónico que, alguien que en su día no estuvo de acuerdo con la Constitución realizada por representantes de todas las fuerzas políticas democráticas, venga unos años después a darnos lecciones de lo que es constitucional o no, sobre todo cuando el listón-cerrazón que se quiere aplicar desde el gobierno que él preside, por poco tiempo, ¡qué lejos quedas 14 de marzo! no es el de la lógica y el posible consenso (palabra maldita para el Partido Popular desde 1996).

En pleno siglo XXI es lógico, pues, que los partidos y las autonomías expliquen y pidan soluciones constitucionales a situaciones nuevas y muy distintas a las del año 1978 y que quienes gobiernen a partir de marzo del 2004, oigan e intenten dar respuestas coherentes a estas peticiones. Malinterpretar hoy este asunto desde un gobierno interino como es el actual, tiene dos nombres: enredar y liar .

¡País de enredas y liantes al precio que sea!