XNxi nos pilla por sorpresa, ni ignoramos los motivos que ocasionan estas oleadas de desesperados inmigrantes en busca del anhelado sueño de Europa. Las soluciones al problema inundan las páginas de los diarios, y la red. ¿Quién puede sorprenderse de que miles de subsaharianos estén intentando cruzar hasta Ceuta o Melilla desde Marruecos, cuando sólo en Níger asistimos diariamente a la muerte de cuarenta niños? Más de mil doscientos niños han muerto de hambre en el último mes allí, pero el peligro del hambre planea sobre 150.000 pequeños más, que no llegarán ni a plantearse cruzar la frontera. Es ingrato tener que remover un tema tan escabroso como el del mal reparto de la riqueza en el mundo, sentada frente a mi ordenador, desde este soñado paraíso de Europa en el que, por una sencilla cuestión de suerte, nos ha tocado nacer. Pero aunque resulte impopular, y aburrido, hay que recordar, que países como Etiopía, Somalia, o Níger, y hablo sólo de Africa, se encuentran en una grave situación de hambre, que la ONU, ha denunciado, e intenta aliviar, de alguna manera, pidiendo a la comunidad internacional que aumente los fondos para el Programa Mundial de Alimentos. La respuesta de la comunidad internacional ante este problema, es lenta y en muchos casos poco favorable. Sin ir más lejos, los Estados Unidos, tuvieron la desfachatez , de publicar en un memorando del Consejo Nacional de Seguridad, que el hambre debía ser utilizada como arma, para apoyar su política, aclarando que la ayuda debía dirigirse sólo a aquellos países considerados como sus amigos.

Por otro lado, todos sabemos, que proporcionar alimentos y medicamentos, a estos países tan afectados por la hambruna, es una solución de emergencia, lo que popularmente se cuenta como pan para hoy, y hambre para mañana , sobre todo si tenemos en cuenta, que el problema de estas zonas no lo es tanto la falta de alimentos, como lo son la extrema pobreza de gran parte de sus habitantes, que no pueden acceder a ellos por falta de recursos económicos, y el endeudamiento, que títeres de las grandes superpotencias, han contraído estos países, para financiar la construcción de unas infraestructuras básicas, que le permitan salir del subdesarrollo, y al mismo tiempo, hacer frente al gasto bélico de guerras promovidas desde el exterior.

Y mientras este pez se sigue mordiendo la cola, nosotros tenemos el serio problema de avalanchas de subsaharianos, que intentan atravesar nuestra frontera, unos jugándosela en patera, y otros saltando la valla, simplemente.

Hace unos días decían en la radio que "España no puede acoger toda la miseria de Europa". Ni siquiera Europa está preparada para acoger un flujo inmigratorio tan masivo, y sin embargo, no sería ético que intentáramos escurrir el bulto, minando la raya, o tendiendo alambres de espinos.

Estos últimos días, hemos sido testigos de muertes violentas, hemos visto heridos, y hemos contemplado, casi en directo, el trato inhumano que recibían los inmigrantes por parte de las autoridades marroquíes. Médicos Sin Fronteras, ha denunciado el abandono, sin agua, ni comida, de grupos enteros, en medio del desierto.

Se impone el sentido común, y ahora le toca a Europa, aunque sólo sea por controlar el flujo de inmigrantes, implicarse en la normalización de la vida de estas poblaciones, en sus países de origen, única forma de evitar su emigración. De momento, los ministros de Asuntos Exteriores de los países receptores, junto con Marruecos, están estudiando y buscando soluciones a su problema fronterizo, pero los efectos de estos desequilibrios afectan a Europa en su conjunto, y ha de ser la Unión Europea, como tal, quien aborde el problema, presionando, para aliviar la deuda que pesa sobre estos países, firmando tratados que impongan, de una vez por todas, el abandono del lucrativo negocio armamentístico, del que pueblos enteros del tercer mundo son víctimas, y detallando exhaustivos procedimientos de control, que garantice la correcta utilización de estos fondos, y de aquéllos cedidos a Marruecos, para dotación del control fronterizo, evitando así, sus desviaciones y rentabilizando al máximo los recursos. Los países europeos tendrán que presionar para que las grandes multinacionales marquen un salario mínimo aceptable, en sus factorías y fábricas del tercer mundo, y habrá, a su vez, que aportar fondos, aunque a todos nos cueste, para mejorar, lo indispensable, esas infraestructuras, de saneamientos, canalizaciones, potabilizadoras, carreteras, hospitales, y todos esos sistemas básicos que puedan convertir la economía de los países subdesarrollados, no ya en competitiva, pero sí, al menos, en sostenible, y compatible con una forma de vida digna, que cubra las necesidades básicas, para todo el conjunto de la población, y que aporte salidas a todas esas personas que, hoy por hoy, no encuentran otra, que coger el hatillo, y cruzar el desierto, o lo que, en su día, fue la selva, para jugarse la vida, intentando llegar a Europa, única esperanza de supervivencia, para esos hijos que ahora se les mueren en las manos. Estoy segura, que así y solo así, dejarán de ser un problema, en Ceuta, Melilla, Canarias, o las costas del Estrecho las avalanchas de inmigrantes subsaharianos.

*Profesora de Secundaria