WJwosé Luis Rodríguez Zapatero distinguió ayer entre los avances "significativos" para acercarse al fin de ETA, que ya se han producido, y los "sustanciales", que aún están por llegar. Los primeros son los dos años sin atentados mortales, las constantes detenciones de miembros y colaboradores de la banda, así como la apuesta aún incompleta de Batasuna por la paz. Los segundos, condición imprescindible para que el Ejecutivo mueva ficha, deben ser la denuncia formal de la violencia por parte de la izquierda aberzale, y el anuncio de la disolución de ETA. Todo ello significa que la política antiterrorista sigue y seguirá firme en los términos fijados ante el Congreso. Ni los comunicados esperanzadores, ni los que reflejan posturas duras, ni mucho menos las bombas que ETA colocó ayer --tal como hizo el Día de la Constitución del 2004-- deben modificar este planteamiento. La puerta ha de seguir abierta, con todas las precauciones, mientras no se produzca un atentado con víctimas, pero la policía, los tribunales y las cárceles seguirán haciendo su trabajo. Zapatero habló ayer de su "esperanza cierta" de que ETA deje las armas. Aunque no pueda aclarar con qué elementos cuenta para alimentar esta expectativa, de momento los hechos no la desmienten.