Alguien tenía preparada la maleta para ir a Egipto. De pronto, enojo y frustración. Un golpe de Estado reventaba la plaza de Tahrir, echando a Mohamed Mursi , elegido un año antes para la transición democrática. Vehículos acorazados atronaban El Cairo. Pero Mursi respondía que daría la vida por su legítimo poder, aunque nunca cumplió con las expectativas del pueblo, sumiéndolo en gran colapso económico y con 2 dólares diarios. Por eso el pragmatismo provocó la asonada militar, que todo mundo contempló desde su sala de estar. Mientras, el nuevo presidente interino, Adli Mansur , de brillante vitola por su formación en París, tomaba las riendas del Estado. El júbilo era desbordante, estallando todas las esperanzas, bajo la vigilancia de poderosos helicópteros 'apache' con banderas de triunfo... Mientras, el paisano que soñaba con ver las Pirámides, guardaba su maleta para mejor ocasión.

Para el Ejército, 'la conciencia de Egipto' era paso obligado para la unión de las facciones, que rechazaban los Hermanos Musulmanes: "Egipto volverá al despotismo". Y Obama pontificó: "Hay que devolver la autoridad a un gobierno civil cuanto antes". La UE y la ONU subrayan el dictamen imperial. A la vez, un épico Mursi declaraba: "Es mejor morir de pie que pasar a la Historia, destruyendo la democracia". Hoy está en prisión.

Tras ojear nuevas ofertas turísticas, el frustrado viajero leyó esto de Diego Fosati : "¿A veces lo ilegal se transforma en legítimo?, ¿Estamos ante un acto antidemocrático, pero es legítimo?". Investigó luego textos de Hobbes , Rousseau , Marx y Weber ; este último concluye: El golpe es "ilegal y antidemocrático, pero legitimado por el pueblo; y para el egipcio, por ende, es un golpe válido". Muy sorprendido, pensó que los golpes de Estado siempre fueron condenados sin paliativo. Decidió volar a Las Palmas, con palmeras, brisas sin pólvora y relajo burgués. En el avión, alguien le preguntó: "¿Es factible conjugar la tradición musulmana con la libertad política?". Ya en Canarias: en el 'Viernes de rechazo' corrió la sangre y, al son de tambores, se gritaba: "Defendemos a Mursi hasta la muerte". Hoy, tras el cuartelazo del general Sisi, los islamitas rezan, son ametrallados por el Ejército, y se anuncian nuevas elecciones en 2014...