El avión de pasajeros más grande del mundo realizará su primer vuelo con pasaje el próximo día 25. El primero de los 19 A-380 adquiridos por Singapore Airlines al fabricante europeo Airbus fue entregado ayer a la aerolínea asiática con 18 meses de retraso. Un gran éxito, a pesar del retraso, de la industria aeronáutica europea, pero que llega lastrado por el escándalo provocado por la información privilegiada de que hicieron uso buena parte de los ejecutivos de EADS, la empresa matriz de Airbus, para enriquecerse en bolsa, especulando, primero, con la noticia del lanzamiento de un nuevo avión qua iba a dejar atrás a la competidora norteamericana Boeing, y luego, con las dificultades para cumplir los plazos. Un escándalo que está siendo investigado y que provocó la caída de la cúpula directiva de la empresa.

El aparato, de 560 toneladas de peso, 73 metros de largo y 80 de envergadura, es capaz de transportar entre 500 y 840 pasajeros --según se configure para tres y hasta cuatro clases o solo para clase turista--, acomodados en dos pisos. La versión de lujo, como la que se entregó ayer, va equipada con auténticas suites con baño. A pesar de este lujo, la mayor capacidad del avión, dicen, permitirá abaratar el coste del billete. Está por ver, sin embargo, si la apuesta por el avión gigante es mejor que la opción de Boeing de aviones de largo alcance, pero menor capacidad, aptos para conectar aeropuertos no tan congestionados como Heathrow o JFK. Prueba de que los norteamericanos no van tan desencaminados es que Airbus se ha embarcado en un nuevo proyecto de avión de mediana capacidad, el A-350.