Escritor

Se me quejan algunos que tengo abandonado el Ayuntamiento de Badajoz. ¿Qué se puede hacer por las causas perdidas? La última amparada como siempre por el diario Hoy, con todo lujo de tirantes del alcalde. Inaugura tumultuariamente una plaza que no está terminada, y nos hace un canto de las casas árabes, cuando él no sabe quienes eran. Pero es que en esas mismas casas que el alcalde llenó de cultura alaba, pasas un rato por la plaza y los ves que entran a pincharse de dos en dos y de tres en tres. Eso sí, el derroche de fotografías es diario.

Se atreve la oposición a oponerse un poquito, y en ese mismo diario, la relegan a una columnita, pese a que la cosa sea grave, como es el examen que se ha hecho a mayor gloria del portavoz, el señor Cardoso, que ha sacado un 9,9, y no sé bien si un 10. Otro de la casa también otro nueve, y después viene la canalla periodística, los no tocados de la gracia del ayuntamiento, y esos de 3,3 no pasan. La lectura más inmediata no es que el señor Cardoso haya perdido la vista estudiando, es sencillamente que le habrán pasado las preguntas. Porque sacas un 5,5 y dices, mira han estado comedidos, pero no han estado lujosos: ¡un 9,9! Y aquí que no falta de na, que qué va a faltar con Monago, ¡de na! Pero esto pasa por varias circunstancias. Badajoz es una ciudad que está en manos del diario Hoy, que es quien ordena lo que se debe o no hacer. Según este diario, así corresponde la ciudadanía, que yo creo que no hay otra que se estime menos. Después pasa también que el portavoz es un hombre educado. Yo que él ya me había encadenado en las verjas de ese periódico pidiendo una oportunidad, porque el ayuntamiento como democracia no funciona porque al ciudadano le da igual. Lo agitaron un poco en el caso Matías Ramos, también a través del diario Hoy, y después la vida ha ido discurriendo como discurría en la etapa de Franco, que es la ciudad que más lo recuerda sin lugar a dudas.

Creo que no hay vida más arrastrada que la de esta ciudad a la que le das dos o tres señuelos bobos, y se queda así como si estuviera muerta, sin la menor ambición. Esperando que lleguen los carnavales, donde son insultados nuestros munícipes y ellos tan contentos. Vaya marea negra que padecemos. Y ésta además no se ve. Qué suerte.