Hace varios años José María Aznar resultaba antipático a toda la izquierda. Hoy, a esa animadversión se ha sumado la mitad de la derecha --la otra mitad recuerda con nostalgia sus hazañas--.

Aunque Aznar siempre se ha dejado ver y sentir con manifestaciones improcedentes a veces y con presencias inoportunas de vez en cuando desde que abandonó el Palacio de la Moncloa, es ahora cuando ha emergido como submarino a medio ver y ha mostrado una clara intención de ataque a quienes estén dispuestos a cargarse España, o a no defenderla, que viene a ser lo mismo. Se ha ahorrado reproches a los que considera enemigos naturales de su país, esos que, según él, destrozan todo lo que tocan: la izquierda.

Debe haberse cansado de repetir con obstinación que un gobierno de izquierda en España es tan antinatural como un cesto en el que peras y manzanas se mezclan orgiásticamente. Además, en este momento los que manejan y tejen el desatino y el destino de nuestra piel de todo no son precisamente esos progresistas incapaces, sino los suyos, dirigidos por aquel que fue señalado por su dedo para que la mayoría de los ciudadanos españoles le señalaran en las urnas.

Al parecer, a Aznar no le gusta la forma de gobernar de su asignado y los asignados por su asignado, y como no tiene pelos en la lengua, lo va diciendo claro y alto en los medios de comunicación. E incluso ha dejado caer que está dispuesto a vestirse de faena y sentarse en el parlamento de nuevo para amansar a esta fiera crisis con la que no puede su sucesor en el partido, Rajoy .

El, al igual que cualquier español que se tercie, haría lo que fuese para que las cuentas del país se echaran sólo con sumas y ninguna resta. Pero nuestro país no es el que era cuando él gobernaba. El estuvo en el sitio justo en el momento oportuno. Hoy estaría en el peor sitio en el momento más difícil. Ahora no hay terreno con el que especular para construir miles de viviendas, ni dinero con el que comprarlas. Europa no es lo que era y en EEUU ya no está George Bush para decir Aznar for president.