TLto más llamativo de la intervención de José María Aznar en Antena 3 fue el tono de superioridad con el que se refirió a Mariano Rajoy , a Cristóbal Montoro , al PSOE, al grupo Prisa y a tutti quanti. Con indisimulada egolatría estableció una nada sutil diferencia con el resto del mundo: los demás hacen política, mientras que él escribe páginas para la historia; los otros gestionan, pero él fue el artífice del "milagro español"; los demás hacen lo que pueden, pero él cumple con su conciencia, con su partido y con su país "con todas las consecuencias". Es un ser llamado a la épica.

Por eso no es extraño que en las redes sociales se hicieran inmediatamente comparaciones entre la entrevista con el expresidente y las ruedas de prensa de José Mourinho, covertidas con frecuencia en grandes exhibiciones de petulancia. Cuando Aznar habló de la "lánguida resignación" que transmite el actual presidente del Gobierno, recordó al todavía entrenador del Real Madrid fustigando a Manuel Pellegrini por haber recalado en el Málaga.

Y cuando habló de que España debía recuperar "el prestigio internacional" adoptó idéntica actitud que el portugués cuando sacó la lista de antecesores que no habían llegado a semifinales de la Champions. La altanería de ambos es paralela cuando se enfrentan a la prensa. Igual que Mourinho faltaba al respeto a los periodistas que no le bailaban el agua en la sala de prensa del Bernabéu, Aznar atacó a la empresa de El País y de la SER con el peor estilo: denigrar ("Prisa está casi en bancarrota"), amenazar ("espero que les quede dinero para pagar por las querellas") e insidiar ("han vendido una cadena, Cuatro, a Berlusconi , que sí está procesado").

La entrevista tuvo, como las grandes rajadas del técnico luso, el aire de quien ataca a la desesperada para ocultar grandes fiascos. Así, en un momento en que asoman las conexiones Bárcenas-Gürtel y cada vez parece más turbia la contabilidad del PP, Aznar se puso el traje de patriota y la máscara de defensor de las maltratadas clases medias para negar cualquier actuación incorrecta mientras él fue presidente del partido. Solo le faltó quejarse de los árbitros.