En apenas diez días, se han producido en Badajoz tres episodios, no esclarecidos, en los que han estado por medio armas de fuego: en dos ocasiones, la última de las cuales tuvo lugar el pasado domingo en la barriada de Suerte de Saavedra, no ha habido víctimas; en la tercera, en una especie de atraco violento como se han visto pocos en la región, dos trabajadores de una gasolinera resultaron heridos en la cara debido a que los cristales de la furgoneta en la que viajaban saltaron en pedazos al haber sido tiroteados por unos ladrones, que aprovecharon la brutalidad de su acción para atemorizarlos y robarles la recaudación de la gasolinera. Todo ello sucedió aprovechando un semáforo en rojo. Como en las películas.

Son métodos delictivos a los que, afortunadamente, no estamos acostumbrados en Extremadura. Y es de confiar en que la policía logre que, por excepcionales, nunca nos acostumbremos. Pero van pasando los días y la policía no encuentra a los culpables. Es más, el último tiroteo se ha producido cuando todavía no se sabe nada de los ocurridos los días 15 y 16. Si se repara en que, con anterioridad, hubo atracos a farmacias y a un pub con clientes dentro, es lógico que, aunque los autores de estos últimos sucesos hayan sido detenidos, en la capital pacense haya aumentado la sensación de inseguridad .