Hace muchos años, en el cine de mi pueblo proyectaban películas en las que lo vimos múltiples y repetidas veces: El Capitán Veneno , Botón de Ancla , La vida por delante , Balarrasa , qué sé yo, muchas. Fue un tipo muy celebrado que con su desgarbadas hechuras y su verbo inconfundible provocaba muchas veces la risa y casi siempre la simpatía y la admiración.

Años después aquel actor flacucho y pelopaja devino en un artista conflictivo cuya maestría, hondura y representación en el ámbito social rayaban la cima del arte cinematográfico, teatral y literario. Fernán Gómez nada menos. Había que quitarse el sombrero nada más oír su nombre. Todo lo suyo ha sido marca de calidad. Aunque fuese un notable montón de horrorosas películas en las que representó papeles absolutamente ridículos. Pero había que comer y eso lo justifica todo. Echemos un velo sobre esas películas de ingrata memoria. El talentazo magistral del genio se justificaba, no más, con dos títulos: Viaje a ninguna parte y Las bicicletas son para el verano .

¿Cuál de las dos es mejor? Yo no me atrevo a emitir un juicio. El Viaje- es una película simplemente genial. ¿Y Las bicicletas- . No la he visto en teatro, pero sí la película: Magistral, maravillosa.

Novelas, libros, premios, la Real Academia, el Príncipe de Asturias, en fin, Fernán Gómez por las nubes de la gloria. Sobre todo, icono de la progresía danzante y protestante. Claro, como se había opuesto al viejo régimen, pues ya la guinda de la tarta. ¿Opuesto?... Qué sé yo, qué sé yo.

Así que ya la liamos. Lamento estropearle el desayuno a más de cuatro. Si como artista fue un admirable hombre de cine y de teatro ante el que doblo el espinazo y arrastro mi sombrero por el suelo, como personaje público, últimamente su imagen me pareció cuestionable y lamentable. Titiritero manipulador, grosero, maleducado y desagradable. La repera es que toda la vida representando al español de a pie, atribulado, miserable, heroico- y no era español siquiera ¡Era argentino, che! No se nacionalizó hasta hace poco. ¿Y eso? ¿Tomadura de pelo? Cébese un matecito con el bueno de San Pedro a ver si se le pasa el cabreo. Descanse, de su mal humor, en paz.

*Escritor