El Banco de España se olvida de que se financia con el dinero de todos y ampara, una y otra vez, solo a los poderosos.

Conociendo que, en comparación con los países de la eurozona, España recauda poco, lo soslaya para criticar la subida del salario mínimo, la vinculación de las pensiones al IPC, las cotizaciones de las cuidadoras, el subsidio a mayores de 52, la ampliación del permiso de paternidad o que los gastos hipotecarios lo paguen los bancos. Todo lo que sea hacer justicia social, le irrita y no lo disimula.

Sean consecuentes y, ya que cobran del erario público y España es un estado social, defiendan la Constitución y protejan las estructuras, servicios e instituciones sugiriendo una subida impositiva que garantice, mediante el reparto justo de la riqueza, unas prestaciones dignas para el conjunto de la sociedad, preservando con eficacia y sin ambages el sistema público de salud, de enseñanza, de pensiones --en lugar de patrocinar lo privado--, o las ayudas a la dependencia o a las becas.

Tengan decencia.