El sistema financiero español ha aprobado con una nota altísima las pruebas de resistencia realizadas por el Comité de Supervisores Bancarios Europeos, lo cual es una excelente noticia no solo para nuestras cajas y bancos, sino especialmente para la economía en general, pues sin tranquilidad bancaria la recuperación sería todavía más complicada. Valorar positivamente los resultados no es un arrebato patriotero, sino la constatación de la realidad, aunque pueda sorprender que cinco de las siete entidades europeas que requieren capital adicional sean españolas.

Debe tenerse muy en cuenta que el Banco de España presentó al test al 95% del sistema financiero español. Fuera del mismo solo han quedado bancos muy pequeños (la extremeña Banca Pueyo, Etxebarría-) y cooperativas de crédito. Frente a esta transparencia casi al ciento por ciento el resto de países presentó en general solo a sus entidades de mayor dimensión, con una representatividad aproximada del 50% de sus sistemas. Así, Francia o Reino Unido tan solo han presentado cuatro bancos, por 27 España. Alemania, con un sistema muy fragmentado, ha presentado al análisis 14 entidades y parece que seis de ellas no han detallado su exposición a la deuda soberana.

Adicionalmente, del gran ejercicio de transparencia de nuestro sistema financiero también debe recordarse que en la lista de bancos y cajas aparecen mezcladas entidades que han recibido ayudas con otras que no. En España son muy pocas las que han recurrido al FROB, mientras que en Reino Unido, Alemania o Irlanda, por ejemplo, la práctica totalidad del sistema ha recibido inyecciones de capital.

Tres de las cajas que han suspendido las pruebas son fusiones que solicitaron, y lograron, soporte del FROB al Banco de España: Unnim, Cataluña y Duero. Es una clara evidencia de que nuestro supervisor bancario decidió conceder el mínimo de ayudas (2% de activos) para estabilizar las fusiones que las solicitaron para desvirtuar lo menos posible la relación de competencia. Y ahora resulta que ese necesario rigor afea los números comparados con una Europa donde el grifo de las ayudas se abrió casi sin medida en otoño del 2008 y durante el 2009. El cuarto grupo suspendido es el SIP liderado por Caja Navarra, probablemente descompensado por la salida de una de las entidades llamadas a su fundación, Sa Nostra. Y es precisamente este SIP el primero en anunciar que va a hacer uso de la posibilidad que ofrece la nueva ley de cajas para realizar ampliaciones de capital del vehículo del SIP mediante la entrada de una firma de capital riesgo especializada. Finalmente, Cajasur ha suspendido, como no podía ser de otra manera en una entidad intervenida por el Banco de España.

Debe subrayarse que las condiciones del test son diferentes en cada país y las españolas son especialmente duras: paro disparado, PIB cayendo, deterioro de la deuda soberana y fuerte depreciación inmobiliaria-Peor (casi) imposible. Algunos analistas echan de menos el escenario de ´default´ (quiebra) de deuda soberana, pero los cataclismos no se modelizan. También es cierto que la nueva regulación de Basilea III tendrá gran influencia sobre el capital de las entidades financieras, pero hasta ahora solo se trabaja con borradores y las fechas de aplicación son aún inciertas. El escenario es, por tanto, duro, poco probable, pero dentro de lo posible. Lo que piden algunos analistas va más allá de una prueba de esfuerzo.

Aunque el presente, con test o sin él, es complejo, el futuro parece despejarse poco a poco. Queda claro que el sistema aguanta en su conjunto y las ayudas necesarias para las pocas entidades que podrían requerir capital adicional en caso de un entorno muy adverso no son masivas y, además, podrían realizarse con los mecanismos aprobados y vigentes, el FROB. Adicionalmente, la nueva ley de cajas permite un abanico más que suficiente de posibilidades para ampliar capital: emisión de cuotas participativas o incremento de capital del vehículo central del SIP. Todas las dudas deberían disiparse y mirar el futuro con un poco más de realismo, que en este caso es lo mismo que abandonar el derrotismo.

El ránking de las entidades españolas es lo de menos, incluso la lista de suspendidos, pues como todo test generalizado parte de un escenario que castiga más a unas entidades que a otras y prescinde de elementos tan relevantes como la capacidad de generar resultados mediante participaciones estables en entidades no financieras. Lo más importante será constatar si este ejercicio de transparencia traerá la tranquilidad a los mercados y poco a poco se normaliza el interbancario. Mientras los bancos no se presten entre ellos, el sistema financiero europeo continuará en estado de emergencia y el necesario crédito no fluirá a empresas y particulares porque lo primero sigue siendo, debe seguir siendo, garantizar la liquidez una vez que parece que la solvencia, al menos de la banca española, está fuera de toda duda.

Máxima transparencia, mínimas ayudas y rigor en la prueba-¡Sobresaliente cum laude !