WLw a airada reacción que ayer tuvo el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), Miguel Martín, sobre el comportamiento de las entidades financieras en la crisis económica habla bien a las claras del malestar que se ha instalado en el sector desde que el Gobierno reclamó públicamente --la última vez por boca de Rodríguez Zapatero en un mitin, el domingo, en Lugo-- una mayor apertura del crédito a familias y pequeñas empresas. El presidente de la patronal bancaria fue contundente al señalar que la fortaleza del sistema financiero había sido clave para que la situación no fuera "insostenible" en una España "sobreendeudada".

La declaración de Martín se producía, además, horas antes de que el presidente Rodríguez Zapatero se reuniera en la Moncloa con los dirigentes de las seis entidades bancarias más importantes del país --Santander, BBVA, Popular, La Caixa, Caja Madrid y Bancaja-- para analizar la evolución de la crisis y, en concreto, fórmulas para que las inyecciones de liquidez al sistema a través de avales y de compras de activos sanos lleguen a la economía real.

La banca sostiene que el crédito ha crecido en el ejercicio 2008 --y así se refleja en los balances de las entidades que han presentado resultados--, pero que se ha producido un frenazo en la demanda de préstamos como consecuencia de la crisis. Pero también es cierto que se han endurecido las condiciones para obtener financiación, en una reacción clásica cuando se registra un fuerte incremento de la morosidad. Los bancos siguen prestando, pero lo hacen con tipos más caros y exigiendo mayores garantías de solvencia, y en un mercado que sigue presidido por la desconfianza. Y ante esa realidad, el Gobierno ha tenido la tentación de cargar las culpas en los banqueros al respaldar una impresión que ya está extendida entre la opinión pública.

Por eso el clima de la reunión de ayer en la Moncloa debió de ser muy diferente al de anteriores encuentros, en los que se trataba de que se visualizara el respaldo del Estado a las entidades bancarias, en unas semanas en las que el miedo amenazó con colapsar el sistema. En cualquier caso, es difícil que en una economía libre de mercado como es la española el Gobierno pueda obligar a la banca a dar más créditos. Las entidades financieras no son, obviamente, oenegés, pero tienen una responsabilidad social. Y más después de las inyecciones de liquidez impulsadas por el Gobierno. En este sentido, las declaraciones de Fernández Vara ayer en Madrid acerca de que es exigible a la banca que sea clara con los ciudadanos son más que pertinentes. Para que el Gobierno sepa a qué atenerse, y buscar fórmulas --Vara incluso habló de nacionalización temporal de algún banco-- que resuelva los problemas de liquidez que atenazan a miles de empresas. En este contexto, no es extraño que surjan iniciativas como las de los empresarios de La Serena, dispuestos a encerrarse en los bancos si no dan créditos.