TAthora se cuenta la historia como si de la mesa de Crónicas marcianas habláramos. Viene uno que era del GRAPO y se pone a decir que Lorca se cayó del coche donde amablemente le llevaban unos guardias civiles de excursión por las Alpujarras, que en la plaza de Toros de Badajoz los muertos se debieron a cornadas de los del conde de la Corte y que el Alzamiento sólo fue una erección causada por la indignación de tener en España un gobierno democrático.

Y le aplauden. Aquí se aplaude todo. Y yo aplaudo a gentes como Eugenio Fuentes , escritor, amigo y excelente dramaturgo neocantano que me acaba de pasar su obra El barbero de Franco y aún estoy levitando por su lectura. Magnífica situación que ojalá les llegue pronto, amigos lectores, porque no tiene desperdicio.

Ahora se cuenta la historia como si de tirar pedradas se tratara.

Antes un historiador, nos gustara o no nos gustara, era recibido con respeto casi religioso, y se le escuchaba sabiendo que la Historia como todas las ciencias son limitadas, humanas y bastante subjetivas. Ahora llega un crack de la venta de libros, se pone a largar lo que el auditorio y quien le paga quieren que largue, y nos cuenta la guerra como se contaba durante los cuarenta años de dictadura. Y asegura la venta de su libro en esta ciudad a costa de sepultar injustamente y de forma canalla, la memoria de gentes que vivieron en silencio la muerte de los suyos, que vivieron en silencio su propia muerte social en una vida reprimida por los vencedores, y que viven en silencio el oprobio que representan personajes como el que señalo, largando en salones de hoteles de cuatro estrellas lo que mentes de cuatro estrellas quieren escuchar.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala