Han pasado más de 11 años desde el debate entre Pedro Solbes (PSOE) y Manuel Pizarro (PP) y, ahora, tanto tiempo después de aquel febrero del 2008, ese ejercicio de negación de la evidencia pese al aplastante peso de las pruebas sigue teniendo todo el valor de lo que no debería ser un debate político responsable. La peor crisis de nuestra generación había dado ya sus primeras dentelladas, pero aquel debate lo ganó el que ocultó la bolita: Solbes. La verdad no siempre resulta fotogénica y a veces es más rentable a corto plazo ocultar la cabeza cual avestruz.

Lo que está pasando en Barcelona en los últimos meses con la crisis de la inseguridad recuerda demasiado a cómo se enfrentó el inicio de la salvaje crisis económica que nos cambió a todos. Unos parecen preocupados únicamente en ventilar lo mal que está todo. Ya se sabe: a río revuelto… Otros han negado la mayor durante demasiado tiempo y ahora, tras la alianza que ha permitido alumbrar el gobierno municipal entre Colau y Collboni, han abrazado la fe del converso. Todo se debería arreglar desplegando policías. De hecho, quitando policías de unos sitios para ponerlos en otro.

Lo peor es que unos y otros saben perfectamente que la seguridad es cosa de policías, pero no solo de policías. Pero es lo que mejor vende y ofrece titulares. Los expertos en políticas de seguridad saben que reducir todo a la porra y la pistola no soluciona el problema y puede alimentar respuestas simplistas, cuando no sencillamente racistas.

Velar por la seguridad también es velar por que los vecinos no sean expulsados de los barrios de la gran ciudad. Que los precios de los alquileres tengan límite en su subida. Que la trama comercial no se reduzca a franquicias sin implicación en el territorio. Que la ciudad rehúya el monocultivo turístico e implique a los barrios en la acogida de los guiris. Que el urbanismo y la construcción de inmuebles no faciliten asentamientos de chabolas u ocupaciones. Que los servicios sociales sigan a los colectivos vulnerables, como los drogodependientes, o que la infancia esté de verdad protegida. Que los sintecho reciban asistencia... Velar por la seguridad es combatir la miseria.

* Periodista