La dirección del Partido Popular se ha visto obligada a rectificar sobre la marcha y donde dijo que no revisaría sus cuentas internas, ahora anuncia que sí lo hará y por partida doble: una auditoría interna y otra externa. Pero casi todo lo demás huele a movimientos dilatorios para ganar tiempo en el más puro estilo Rajoy . Un informe sobre la financiación de los partidos y cuando esté elaborado, no antes de un mes, cumbre de todos los grupos parlamentarios para llegar a algún tipo de acuerdo.

Los acontecimientos demuestran que incluso a estas alturas, cuando se han publicado noticias como la fortuna que expatrió el tesorero del PP y los sobresueldos que se pagaban por conceptos distintos de la nómina, presuntamente opacos a Hacienda, la respuesta del partido que gobierna el país es muy inconsistente, propia de un púgil muy agresivo cuando tuvo la oportunidad de acusar a otros, pero que ahora está grogi.

Una vez Luis Bárcenas fue abandonado a su suerte por el PP, lo que coincidió con la llegada de Mariano Rajoy al poder, las posibilidades de que el antiguo tesorero utilizara su información contra la dirección del partido por no protegerlo eran altísimas. Ya se está viendo que el caso se ha convertido en una pelea interna. La propia secretaria general, María Dolores de Cospedal , le ha retado públicamente a que presente documentación que acredite sus acusaciones, un desafío que solo se puede producir porque tiene la certeza de que es Bárcenas quien filtra la información sobre cobros y pagos irregulares. Una pelea intestina a la que se han sumado quienes quieren ajustar cuentas con Rajoy y su equipo, como Esperanza Aguirre , la presidenta del PP de Madrid que la semana pasada ya anunció su intención de montar auditorías en la organización que dirige para darle una transparencia que el PP nacional no tiene. Y ha fichado nada menos que a Manuel Pizarro , enemistado con Mariano Rajoy.

El difícil saber si este monumental escándalo, que entre otras cosas ha servido para dejar en evidencia una vez más al Ministerio de Hacienda, servirá de algo en la lucha contra la corrupción. Otro casi tan importantes como este, el de Filesa, sobre la financiación irregular del PSOE, no sirvió de nada. En aquel caso también fue un empleado despechado el que tiró de la manta y dejó al partido a los pies de los caballos, lo que acabó en los tribunales con sentencias y penas de cárcel.