WUw n año después de la entrada en vigor de las primeras medidas de choque contra el tabaquismo en la llamada ley antitabaco se ha producido un moderado descenso del consumo de cajetillas --210 millones menos, lo que supone una caída del 5%-- aunque no se han logrado objetivos como que bares y restaurantes estén libres de humos. De hecho, en una amplísima mayoría de estos establecimientos, un 85%, según cálculos recientes, se permite fumar. Sin duda, ha pesado más en este punto la tradición social que las recomendaciones de las autoridades sanitarias.

En Extremadura, el balance en este primer año de la ley antitabaco varía en función de quien lo haga. En tanto se aprueba el decreto regional para aplicación de sanciones, la Consejería de Sanidad y Consumo ya ha abierto 70 expedientes en establecimientos de la comunidad autónoma por el incumplimiento de una ley que, según la Administración regional y el sector sanitario, ha resultado beneficiosa en estos doce meses en vigor, mientras que para la hostelería ha tenido consecuencias económicas negativas.

Pero la batalla contra el tabaco continúa. El próximo 1 de enero entra en vigor otra norma que pretende dificultar a los menores hacerse con cajetillas de tabaco. Se trata de que los bares que tengan máquinas expendedoras hagan servir un nuevo mecanismo para autorizar la venta de tabaco: un mando a distancia similar a los que se usan en los párkings, que sin ser activado hace no operativa a la máquina. El objetivo es que el dueño del bar o el restaurante, o uno de sus camareros, tengan forzosamente que utilizar el mando cuando el cliente se lo reclama. De esta forma, se evita, en teoría, que los menores puedan sacar tabaco sin control.

Se trata de una medida discutible. Es buena en el sentido de que dificulta a los más jóvenes consumir tabaco. Pero vuelve a dejar a los empresarios del sector hostelero, tanto propietarios como empleados asalariados, el papel de controladores del consumo. Es cierto que también para expender bebidas alcohólicas deben fijarse en la edad de los clientes, pero ahora deberán estar también pendientes de quiénes se acerquen a la máquina. Sencillamente, un engorro.

Es significativo que aunque esta medida entra en vigor a primeros de año, todavía son una minoría los establecimientos que han instalado máquinas con el nuevo sistema que permite el control a distancia. Podemos estar otra vez ante una ley que puede tener un escaso cumplimiento, al menos en el momento de su puesta en práctica.

En cualquier caso, las medidas que dificultan el consumo de tabaco sirven para estimular un debate social sobre algo que ya acaso nadie discute: el tabaco es malo para la salud. E incluso hay quienes pronostican, desde el optimismo, que el moderado descenso del consumo tendrá muy pronto repercusiones positivas en los indicadores de salud, como un descenso de los infartos y de los cánceres de pulmón.