Escritor

La asignatura donde un político tiene que sacar nota es en el examen de batería. La batería es y era, sobre todo, un conjunto de luces que, colocadas a lo largo y ancho de la corbata del escenario, iluminaban a los actores poniéndolos en el brete de pasarla o no pasarla. Los que la pasaban eran y son los grandes actores, y los que no la pasan son los que lo van a tener difícil. En La Razón, Luis María Anson apercibe así al PP, que ojo con dar por ganadas las elecciones, porque Zapatero y sus ojitos azules también encandilan a muchas una vez lejos, según éste, los "albañales y caspódromos", que a mí me parece que hay y muchos en ambos partidos, y no digamos "vociferantes", porque en Extremadura misma, se ha recubierto de una patina pastosa, desdeñando la inteligencia como arma. A Rajoy le están creando o confeccionando un traje de pavo real, que vamos a ver si no le da un disgusto, pues no hay otro animal más estulto que un pavo. Incluso Fraga lo ha llamado "machote" que ya estás dando que hablar, después que él mismo creó la imagen de la pluma, pero se está retractando. Hace bien.

Pero después de todo esto está la batería, y para pasar la batería no es suficiente acompañarse de Arenas, ni de Fraga, y mucho menos de Aznar. Eso es algo que va con uno mismo. Alberto Closas era un actor que se caía sobre el público. Aznar no, pero con el terrorismo ha logrado tener adeptos, me refiero a su discurso "conmigo o contra mí". Pero Zapatero tiene los ojitos azules y pasa que da gusto la batería. Tiene, además, una mujer dulce que le canta Romeo y Julieta con los ojos, y si se deja utilizar puede arrasar. Pero está asustada, y no es para menos, si te echan encima a un energúmeno o simplemente a la alcaldesa de Cádiz. Bueno, pues nos quedan unos meses muy interesantes, sobre todo por ver cómo Rajoy va a besar a los niños y a jugar con los viejos a la petanca. Nos queda por ver cómo atraviesa la batería.