Protegido por policías nacionales y usando un aeropuerto militar como ya hizo Ronaldo el pasado año, ayer aterrizó en Madrid el astro británico David Beckham. El Real Madrid más mediático de la historia del fútbol español añadió glamour a su escudo. Tras despedir a Hierro y Del Bosque, hoy Florentino Pérez se dará un baño de cámaras y micrófonos al presentar a su nuevo ídolo, que pretendía el Barcelona pero que al final recala en Madrid.

La movida madrileña puede reverdecer laureles con la llegada de Beckham y su mujer, Victoria Adams, pero los múltiples compromisos comerciales que atan al jugador pueden convertirle en noticia continua más fuera que dentro de los estadios. El Real Madrid, con algo de toque de salsa rosa y focos de la prensa del corazón, se convierte en un experimento social sobre los límites de la aglomeración de jugadores multimillonarios en una misma entidad. Florentino espera que continúe siendo un gran negocio el fichaje de estrellas para incrementar no sólo su vitrina de trofeos sino el patrimonio del club, siempre que no haya marcha atrás a la recalificación de terrenos que salvó a su club de la ruina.