He descubierto que cuando me vienen los recibos del banco me sube la tensión. Llego del trabajo a las cuatro de la tarde y mi querida esposa me tiene preparado el correo encima del primer plato. Se me quita el hambre, me entran palpitaciones, sobre todo cuando empiezo a ver recibos de bancos y cajas que nunca entiendo, comisiones por no sé qué e intereses por demora por no sé cuánto. Me lleno de ira y me juro comprar una caja fuerte y guardar allí mi nómina. Me he propuesto no tener tarjetas. Bueno quizás una por si acaso. ¡Ya sé que es la ira! Me viene bien por un lado: tomar decisiones con respecto a los bancos. Me viene mal por otro: me siento descontrolado, irritable, violento. Gracias a la ira me he dado cuenta lo que son los bancos y cajas y sobre todo lo que es una nómina.

Antonio Floriano Corbacho **

Cáceres