WSw ilvio Berlusconi es, por el momento, la última víctima política de la crisis del euro. Pero el aún primer ministro italiano se diferencia de los que le precedieron en algo muy importante, dado que él ya era un problema para la gobernabilidad de su país antes del 2008. El lunes por la noche tuvo un gesto muy significativo de su forma de llevar los asuntos públicos. Se retiró a su domicilio privado y se cerró a cal y canto con sus hijos para estudiar las eventuales consecuencias de su dimisión en los negocios de la familia. Como se sabe, Il Cavaliere es una de las primeras fortunas de Italia y una potencia en la industria de la comunicación.

Su tumba política no han sido los casos pendientes con la justicia ni los escándalos sexuales, sino la desastrosa forma de enfrentarse a los problemas de las finanzas públicas del país. La deuda pública italiana había sido mejor tratada que la española en los mercados a pesar de casi doblarla en términos de PIB. Primero se dijo que la explicación de tal diferencia radicaba en que la mayor parte de los tenedores de los bonos italianos eran bancos del país, mientras que en España la participación de inversores extranjeros era mayor. Pero lo cierto es que el Gobierno español tomó unas medidas que en Italia no se aplicaron y que incluso cuando se anunciaron hablaban del 2014, de plazos dilatadísimos que no podían cuadrar en forma alguna con los planes de la Unión Europea.

Berlusconi empezó a perder pie cuando la deuda italiana fue pasto de los especuladores y se puso por las nubes. Salió humillado de la última cumbre europea y del G-20 de Cannes. Tuvo que aceptar la tutela exterior, un tratamiento suave, pero claro de que Bruselas y el FMI le retiraban la confianza y se disponían a supervisarle muy de cerca. Fue el principio del fin. Ayer por la mañana su aliado Umberto Bossi, de la Liga Norte, le dijo que debía retirarse. Y por la tarde perdió el apoyo de la mayoría absoluta. Consiguió el aprobado de la ejecución de las cuentas del 2010, pero quedó a merced de la oposición sin otra salida que dimitir. Lo más sarcástico del asunto es que ponga ahora como condición la aprobación de los ajustes pactados con Bruselas, cuando él se ha pasado más de un año ignorándolos.

Berlusconi comunicó su decisión tras una reunión de una hora en Roma con el presidente de la república, Giorgio Napolitano. En concreto, aseguró que pondrá su cargo a disposición del jefe del Estado después de que se aprueben los presupuestos de 2012, para los que su Gobierno ha elaborado una enmienda en la que se incluyen algunas de las reformas que se le piden. El primer ministro prometió dimitir, lo que no excluye la posibilidad de que se le vuelva a encargar la formación de un nuevo Gobierno, aunque aseguró que ve como la única salida posible la celebración de elecciones anticipadas (la legislatura concluye en 2013).