Han transcurrido catorce años de la feliz noticia del hallazgo de la Biblioteca de Barcarrota y de que todos los barcarroteños nos sintiéramos protagonistas de este gran acontecimiento cultural.

Desde aquellas fechas se han realizado un buen número de iniciativas relacionadas con la biblioteca en sí, ha sido extraordinario el esfuerzo de la Editora Regional, de la Biblioteca de Extremadura y de otras entidades (Unión de Bibliofilos, Ayuntamiento de Barcarrota, Universidad de Extremadura, algunos vecinos e investigadores) para difundir su valor, para dar a conocer cada uno de los libros, descubrir y analizar el entorno histórico e incluso acercar al público en general los saberes que reúne el conjunto libresco. También los resultados de las muy cuidadas ediciones realizadas por la Junta de Extremadura, de los fundamentados estudios llevados a cabo por investigadores extremeños y foráneos de las obras publicadas, de la investigación de Fernando Serrano y otros han contribuido para dar a conocer una nueva imagen de Extremadura en el siglo XVI, vinculada a los círculos humanísticos y en relación con los focos y los movimientos intelectuales de la época.

XPERO HAY UNAx deuda pendiente de la Junta de Extremadura con Barcarrota como pueblo, y es precisamente que no se haya creado un Museo de Identidad que reúna todos los valores que la biblioteca tiene. Un lugar que permita acercarse a la Biblioteca de Barcarrota en Barcarrota, tanto desde los saberes presentes en las doce piezas que constituyen la biblioteca (once libros y la nómina) como que nos permita rastrear los personajes, las situaciones y las relaciones que se produjeron vinculadas a la misma (la realidad judía, nuestras relaciones con Portugal y el resto de Europa, el elemento americano y otros que, sin duda, están presentes).

Hace ya bastante tiempo, prácticamente desde que me tocó el honor de asistir junto con otras personas a partir de 1995 (Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Francisco Muñoz, Aurora Ruiz Mateos, Fernando Serrano, Justo Vila y Fernando Pérez , tristemente fallecido y otros), se planteó como ayuntamiento la necesidad de constituir un Centro de Interpretación, Estudios y Documentación del Hallazgo de Barcarrota. La intención de esta propuesta era de vincular nuestro pasado con nuestro presente y sobre todo con nuestro futuro.

Todos los pueblos necesitamos referentes que nos doten de identidad y, desde luego, qué mejor elemento para entendernos como comunidad que un conjunto de libros que recogen lo mejor del esfuerzo creativo, los saberes que nos hacen más libres y conscientes.

Por ello, no puedo dejar de expresar mi inquietud, mi insatisfacción porque ya haya transcurrido tanto tiempo sin ver plasmado en la realidad un proyecto como ese, abierto a una nueva compresión de nuestra historia en relación con el resto del país, con Portugal y Europa.

Desde aquí, planteo la exigencia a la Consejería de Cultura y Turismo, eso sí, con nuestro concurso y el de otras entidades que nos planteemos a corto plazo la creación de un Museo de Identidad, que a la vez sea Centro de Interpretación, Documentación y Estudios de lo que representa la Biblioteca de Barcarrota tanto como pequeña biblioteca, pero también como expresión de los rasgos multiculturales, raianos de la zona, la difícil convivencia étnica de nuestro pasado, las tradiciones judaicas que aún permanecen, el hecho fronterizo y la aventura americana.

Creo que Barcarrota merece ese reconocimiento y, desde luego, complementaría a la perfección los denodados esfuerzos realizados en la edición de los libros, el análisis de los libros en sí o el cuidadoso y esmerado depósito y puesta en valor que realiza la Biblioteca de Extremadura y en su conjunto la Junta.