Los resultados del último barómetro del CIS reflejan un inquietante estado de la sociedad que no debe pasar inadvertido. En este proceso tiene mucho peso la actuación del Gobierno y de la clase política. Quienes por su vocación están destinados a un ejercicio permanente de responsabilidad pública son los peores valorados por los ciudadanos. La necesaria política de ejemplaridad está ausente de la sociedad española. El barómetro pone de manifiesto que los partidos políticos solo obtienen un 2,88 y el Gobierno, un 3,52. Los Fuerzas Armadas son las más valoradas con un 5,71. Los resultados del barómetro reflejan un preocupante distanciamiento entre los intereses de los ciudadanos y la vida política. La política, que es el noble ejercicio del trabajo a favor del bien común, está siendo degradada por la práctica irresponsable de una clase que está encerrada en sistema de ficción destinado al mantenimiento del poder a costa de lo que sea. Eso no justifica el desapego de muchos ciudadanos hacia la cosa pública, como si fuera posible encerrarse en un individualismo que nos desvincule de todos. El bien común es una dimensión que nos concierne hasta en la más privada de nuestras actividades.

José Morales Martín **

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