Igual que en otras ocasiones hemos criticado al Gobierno por su demora, ahora habrá que celebrar la concesión. La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable para la mina de Aguablanca resulta una buena noticia. Aunque la tardanza ha sido de 2 años y los plazos se han prolongado más de la cuenta, se trata de una concesión que supone un empujón de primer orden para la explotación de este recurso en la actualidad en manos de la empresa Sacyr. La espera ha llegado a desesperar a la zona, muy especialmente a los pueblos de Monesterio, Real de la Jara y Santa Olalla de Cala, localidades de las que procedían los trabajadores que se fueron a la calle cuando se acabó la explotación al aire y no se contaba con permisos para la explotación en galerías, pero ya es un hecho y se cuenta con el primer paso para continuar ahora. La clave de estos 2 años ha estado en los informes técnicos que en varias ocasiones solicitó el Gobierno, especialmente a la empresa, al observar «incertidumbres» que dificultaban determinar que no se fueran a producir impactos sobre el medio ambiente. Finalmente, ha sido a favor. Ahora solo falta que vuelva a explotarse y se traduzca en un empleo importante para la zona.