THtay en Madrid dos hermanos que arremeten contra aquéllos que osen soltar alguna blasfemia. Los carreteros, oficinistas cabreados, opositores suspendidos, amas de cría de niños pesados y restos del personal, deberemos cuidarnos de los consabidos exabruptos porque la mano de hostias que los dos hermanos tienen preparada, es impresionante. El otro día cayeron sobre un colega, Iñigo Ramírez de Haro, que ha titulado una obra de teatro con un Me cago en Dios un poco escatológico, la verdad. Y también arremetieron contra el actor. Los hermanos dicen que su lema es: no tomarás el nombre de Dios en vano. Y por ello lo toman para machacar a sus semejantes.

Yo nunca titularía una obra mía con esos términos. Más que nada porque estaría ante la coyuntura de crear más expectativas con el título que con la obra, como creo que ocurre con la de Ramírez de Haro, y el respetable merece un respeto hasta en los títulos. Pero lo de los dos hermanos se pasa de lo normal. Ante la dificultad que supone entrar en estudios de televisión y programas basura en los que frases de este tipo suelen saltar con frecuencia, o arremeter contra todos los que usan el nombre de Dios para engañar, hacer las guerras, seducir niños, bendecir corruptelas, originar genocidios, justificar discriminaciones y perseguir indefensos, han optado por ir al teatro (algo es algo) y pegarle una paliza al autor y otra al actor. Nunca me ha gustado la blasfemia porque implica una falta de respeto y consideración hacia las creencias de muchos, pero menos me gustan los vigilantes de la moral y los defensores de Dios. Ignoran éstos que es mejor ocupar el tiempo y las energías en defenderse de ellos mismos.

*Dramaturgo