TEtntre bobos y patriotas anda el juego. No es un revival de Francisco de Rojas sino la última aportación de nuestros dos principales líderes a la historia del pensamiento político. Zapatero habla del "patriotismo de hojalata" para referirse a Rajoy , y éste replica que más vale ser un patriota de hojalata que un "bobo solemne".

Así está el nivel. Bajo mínimos. Confiemos en las grandes reservas ciudadanas de sentido común. Ciudadanos que votan. Si se toman a título de inventario estas reyertas verbales de consumo rápido entre quienes gobiernan y quienes aspiran a gobernar, el lenguaje de las urnas pondrá a cada cual en su sitio. El lenguaje de los votos. Eso es lo único relevante en democracia porque es la palanca de los ciudadanos para quitar o poner. No en función de lo que sale por la boca de los políticos en un debate cada vez más barato sino de su capacidad de gestionar los intereses generales.

Sobran elementos de juicio para formar criterio. Y espero que esta especie de reyerta dialéctica permanente se quede en eso, un irrelevante tráfico de pedradas verbales dignas de ser olvidadas un minuto después. Si no, si de verdad la gente forma criterio en base a este guirigay, nos lo tendríamos que hacer mirar. Lo malo es que los propios políticos sobrevaloran el impacto mediático de sus ocurrencias verbales. Véase el origen de la campaña de imagen del Gobierno que culminó en el mitin de Zapatero el pasado domingo en Torrejón (Madrid). Moncloa la programó por no seguir poniendo la otra mejilla. O sea, como un reflejo defensivo frente a un obsesivo acoso verbal que el PP empezaba a rentabilizar en los sondeos.

Al final, la parte acosada acaba imitando al acosador. "Patriotismo de hojalata", ha sido la pedrada de Zapatero contra el PP. El Gobierno, que actuaba a la contra, ha acabado mimetizando los excesos del adversario. La ejemplaridad no es el punto fuerte de nuestra clase política a la hora de practicar la tolerancia y el respeto al adversario. Y luego llaman crispación a lo que todo el mundo sabe que es vulgaridad y pobreza de argumentos.

Estaba pensado en serio que ni Mariano Rajoy parece un bobo solemne ni Rodríguez Zapatero el único patriota que se despacha ¿O es al revés, según decían ayer los periódicos? Observen la estupidez.

*Periodista